lunes, 11 de marzo de 2019

COUTINHO: SI LAS COSAS SE HACEN MAL, ACABAN MAL.


Hoy os traigo a uno de esos futbolistas que todos conocemos, que todos vemos lo que está ocurriendo con él, que todos vemos el problema, pero que, por lo que he podido leer, no todos tenemos claro quién es el culpable ni cual es la solución. Y esto lo digo sin querer caer en el dogmatismo, dado que yo no tengo, ni mucho menos, la verdad absoluta. Pero tengamos en cuenta varias cosas: lo que sí que es cierto es que no estoy de acuerdo con el trato que se le está dando tanto al jugador como al problema y, desde aquí, mi opinión al respecto. Y en segundo lugar, se hace constar aquí que ya hablamos en su día de Coutinho, allá por enero, y mi compañero avisó de que esto podía ocurrir en el artículo COUTINHO Y LA LOCURA DEL MERCADO, el cual, recomiendo previamente a la lectura del artículo de hoy.


En primer lugar, creo que Philippe Coutinho es un futbolista top mundial. No voy a entrar en el debate sobre en que posición del ranking porque creo que se encuentra dentro de una bolsa de futbolistas que son de lo mejor que hay en el mundo, pero que no llegan a un top 5 o top 10 mundial, y todo lo que sea intentar listar futbolistas más allá de eso, me parece una pérdida de tiempo porque no hay forma de marcar claramente las diferencias entre unos y otros y porque, a medida que se baja en la lista, habrá posiciones de la misma en la que te quepan cinco, seis o siete jugadores. Son ganas de pedalear en el aire con un interminable debate. Coutinho está dentro de esa bolsa, sin más. Gran golpeo de balón, gran visión de juego, capaz de aparecer desde una segunda línea, buen regate...vamos, un '10' de toda la vida. Un mediapunta con madera de mediapunta y alma de mediapunta de los que no se puede pedir más que lo que saben hacer. Eso sí, lo que saben hacer lo ejecutan con una precisión matemática. Un especialista de los de antes, de los que ya apenas quedan. Especialistas como Harry Kane o Icardi en punta, o como en su día lo fueron Riquelme o Aimar en la misma posición natural de Coutinho. El famoso '10 clásico'. 

Esto es algo que se debió analizar antes de ficharlo por parte de la dirección técnica del FC Barcelona y que creo que no se pensó lo suficiente. Se empezó hablando del brasileño como sustituto de Iniesta para acabar siendo el suplente de Dembélé como extremo. Hace el suficiente poco tiempo de la salida de Iniesta del Barcelona como para saber que Iniesta nunca fue extremo. "Pues a veces Iniesta jugaba por la izquierda". De acuerdo. Pero no era la tónica habitual y, además cuando ocurría, se hacia con la finalidad de generar superioridad en el centro del campo, dado que el manchego bajaba al medio a apoyar haciendo del esquema original de 4-3-3 teórico, un 4-4-2 asimétrico... y un poco raro, la verdad sea dicha. Pero funcionó, y de eso no cabe duda. Ahora bien, pretender lo mismo con Coutinho tiene varios errores de base. Primero, es adoptar como opción de partida lo que en su día fue una solución de urgencia ante la falta de extremos y el exceso de centrocampistas. Segundo, Coutinho no es Iniesta. No voy a entrar en las comparaciones, simplemente diré que no tiene la capacidad de adaptación a otros puestos que tenía el de Fuentealbilla. Si eres conocedor de los jugadores con los que cuentas y, sobre todo, sabes a qué quieres jugar, la falta de polivalencia no tiene porqué ser un defecto. Es más, puede incluso que la especialización se pudiera considerar virtud en muchos de estos casos. Y, una vez puesto de manifiesto el error flagrante de la directiva a la hora de estudiar un fichaje de más de 150 millones, resulta que lo que se respira en el ambiente es un clima de que ha sido el jugador quién no ha sabido aprovechar su oportunidad. Lo siento pero no. No estoy de acuerdo. Haciendo una reducción al absurdo para clarificar aun más mi argumento, es como si se fichara a un portero para ponerlo de '9' y decir después que no ha aprovechado la oportunidad. Sinceramente, creo que no ha habido oportunidad alguna. Y con el esquema habitual del Barcelona creo que está bastante clara esa falta de oportunidad. Que Coutinho no va a rendir ni de extremo izquierdo ni junto a Rakitic en un doble pivote por delante de Busquets es algo que ya se sabía antes de probarlo (como bien se reflejó en el anterior artículo), y la ausencia en el esquema de la posición del '10', es otra prueba más de la falta de oportunidad. Arthur, sin ser malo (es más, siendo una gratísima sorpresa para el mundo del fútbol) no creo que sea mejor futbolista que Coutinho, pero está jugando en su posición natural. Y eso, señoras y señores, se nota. Y a las pruebas de rendimiento me remito.

Luego, por otro lado, está el tema del precio del traspaso. A este segundo aspecto me gustaría dedicarle el menor tiempo posible. Los jugadores no tienen ni la más mínima responsabilidad sobre lo que se pague por su traspaso. Eso que vaya por delante. Pero es que, además, los traspasos no son gastos, son inversiones. El gasto es el sueldo. Si fichas por 50 y vendes por 100, ¿te has "gastado" o has invertido? Aunque en el mundo del fútbol las reglas de rentabilidad, al hablar de personas y no de máquinas, tienen los papeles invertidos con respecto a la economía teórica. En teoría, si una inversión requiere mucho dinero es porque es más segura que una que requiere poco. Muy en genérico, es así. Quién te proporciona la inversión te va a dar menos rentabilidad y te va a pedir más cuanto mayor sea la seguridad de conseguir dicha rentabilidad. Porque lo que se te vende es seguridad o, por lo menos, algo muy cercano a la seguridad. Pero los futbolistas son personas, y por muy bien que realicen su profesión, tienen todos las mismas dificultades a la hora de cambiar de equipo e, incluso, de país. Como se adapte cada uno es otra cosa, pero las dificultades están ahí. Hasta nos podemos encontrar con casos como el que ya relatamos aquí de Iago Aspas en el artículo IAGO ASPAS: O PRÍNCIPE DAS BATEAS, un jugador que sólo rinde a su nivel en el Real Club Celta de Vigo. Por estos "intangibles" una inversión de más de 150 millones en un futbolista es, contra toda regla de mercado, más arriesgada que una de 15 millones. Y más para clubes de cierto caché en los que, por el hecho de haber pertenecido a la primera plantilla, es raro que tu valor baje de esos 15 millones. Por lo menos durante tu estancia en el club. Pero para rentabilizar los 150 millones...si el jugador los sigue valiendo, no lo vas a vender, como mucho te lo pueden quitar (clausula de rescisión). Y sacarle 150 millones en camisetas y anuncios...mucho se me antoja. Pero si no ha dado el rendimiento esperado, la pérdida de dinero en la inversión va a ser muy importante. Inasumible para el 99% de los clubes de fútbol que existen. Dicho esto, insisto en lo complicado de la operación, la cantidad de variables que se deberían tener en cuenta a la hora de acometer semejante movimiento son de tal calibre que me parece una broma de mal gusto escuchar expresiones del tipo: "A ver como sale". Y no hace falta oírla literalmente, se ve en los partidos del equipo que esa era, ni más ni menos, la predisposición del club ante el fichaje. Y aun así, se tira la pelota al tejado del jugador, que "no ha aprovechado la oportunidad". Aun así, desde mi óptica, soy consciente de estar rompiendo una lanza en favor de Coutinho que, quizás, sea demasiado grande. No quiero dejar de reseñar que en el artículo que escribió mi compañero ya se habló de la falta de implicación de Coutinho con los proyectos por los que ha pasado. Y estando de acuerdo con lo dicho en su día, quiero insistir en que no se ha dado pie a mostrar falta de implicación o, dicho de otro modo, una vez visto el sistema de juego dentro del cual funciona Coutinho y la distancia entre eso y lo que se le pide al brasileño en el Barcelona, creo que, con implicación o sin ella, el resultado habría sido bastante parecido.

Con todo esto sobre la mesa, el problema tiene dos soluciones. Y ninguna de ellas pasa porque de repente Coutinho rinda ni como extremo ni como interior. Eso no va a ocurrir jamás, y no es culpa del jugador. Los dos soluciones son: vender al futbolista, sabiendo que la inversión está perdida en un porcentaje inasumiblemente alto. Reconocer algo que es muy complicado de digerir sería una opción. Coutinho fuera por 60-70 millones a cualquier equipo Premier. Si se hace el ejercicio de autocrítica necesario, es una operación que se podría cerrar mañana mismo y sería una solución viable. La segunda opción, más utópica, centra el foco en el sistema. El FC Barcelona juega bien con el 4-3-3. Sin entrar en el debate del juego del Barcelona, creo que, por lo menos, los resultados acompañan. Y a los jugadores sobre el campo se les ve bastante cercanos a su posición natural, siendo incluso algunos poseedores de la única zona del campo dónde son eficaces. Pero si cuando saliese Coutinho, o tuviese que jugar Coutinho, el equipo variase a un 4-2-3-1 o el mismo 4-3-3 pero con el triángulo del centro del campo invertido con respecto a su posición actual (es decir, que el cambio fuese Busquets por Coutinho y tanto Rakitic como Arthur retrasar un poco su posición para, entre los dos, defender lo que defiende Sergio), el Barcelona haría así hueco a la posición natural de Coutinho y veríamos una versión del brasileño radicalmente distinta a la que vemos actualmente. Aunque no lo parezca, y a pesar de sus diferencias, que son obvias, Coutinho tiene una dependencia del sistema parecida a la que tenía Riquelme en su día. Pero en ningún caso la solución requiere de un cambio del propio Coutinho. Para que Coutinho pudiese ser agente activo del cambio, tendría que convertirse en otro jugador. Porque nadie en su sano juicio habría puesto a Riquelme a jugar de extremo...

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