¿Es posible haber jugado en varios equipos de la élite europea, ser uno de los mejores jugadores de la historia de tu país y uno de los mejores delanteros del mundo en tu mejor momento (digamos...¿top 15? ¿top 20?) y que no te recuerde nadie? Pues así de rara, y más, es la historia de nuestro protagonista de hoy...
Henrik Larsson es, probablemente, uno de los mejores delanteros que han pasado por el Celtic de Glasgow en los últimos 20 años. De hecho, es en Glasgow dónde de verdad tendría delito que lo hubieran olvidado. Entre los 90's y los primeros años del nuevo milenio, enfrentarse al Celtic era enfrentarse a Larsson y 10 más. Desde 1993, dando guerra con el Feyenoord holandés hasta que, en 1997 cambio de aires y se fue a ser una estrella en Escocia. Futbolista del año en Escocia durante los años 1999 y 2001, bota de oro europea en el año 2001, máximo goleador de la Premier escocesa durante varios años, siendo el año 2001 su récord con 35 goles. Dos años considerado el mejor jugador sueco del año (1998 y 2004, esta segunda con Ibrahimovic ya en la Juventus, aunque recién aterrizado en Turín). Y, en último lugar, el premio más raro de los que tiene Larsson, para mí, sin lugar a dudas, es la condecoración como miembro de la Orden del Imperio Británico, por su contribución al fútbol británico en sus siete años que estuvo en el Celtic. Pero lo que menos encaja de todo esto es que se lo dieron cuando ya estaba en el Barcelona (para los más jóvenes, sí. Pasó por el Barcelona y sin desentonar para nada con los Eto'o, Ronaldinho, Deco, etc...Con 33 años). Es decir, que en el año 2006, se nombró miembro de la Orden del Imperio Británico a un jugador de fútbol que estaba en España y con nacionalidad sueca...debe ser que nadie tuvo su año dentro de las islas porque...madre mía con la elección.
Pero bromas a parte, la vida de este jugador está llena de anécdotas así. Hijo de inmigrante caboverdiano, se hizo famoso durante su etapa en el Celtic por su fútbol, su calidad, sus goles...y por ser sueco, moreno y con rastas rubias. Nos pongamos como nos pongamos, un futbolista con la camiseta de Suecia y esas características, destaca sobre los demás. Un poco lo mismo que ocurre hoy en día con el lateral del Bayern David Alaba cuando viste la camiseta de su selección (Austria) o el extremo del Celta Pione Sisto cuando representa a su combinado nacional (Dinamarca), sólo que en la época de Larsson estaba eclipsado en este sentido por el gran (literalmente lo de "gran", medía 192 cm) John Carew. Un jugador internacional con Noruega con la pinta y la planta de Lukaku, para que nos entendamos. Por lo menos, en España, dónde Carew jugó muchas temporadas, destacando sobre todo su etapa en el Valencia, se conocía más al noruego que al sueco. Quizás, uno de los datos que más me sorprende sea ese: lo poco que se recuerda a Larsson cuando, ya sólo su aspecto físico le hacía destacar sobre los demás. Jugaba en Escocia y en la selección sueca. Si te lo cruzabas por la calle lo reconocías sin duda.
Otro dato a destacar es que, sin quedar constancia de lo que el Feyenoord pagó por él al recién ascendido de la segunda división sueca Helsingborg IF, lo que sí se sabe es que, desde entonces, acabó todos sus contratos antes de salir en busca de un nuevo reto. El único contrato que no respetó hasta el final fue el último con el Helsingborg IF, durante el cual aceptó una cesión de 3 meses al Manchester United. Aunque después, volvió a el equipo de su vida a terminar el contrato y su carrera. Del Feyenoord salió libre al Celtic al acabar su contrato, del Celtic, salió libre al FC Barcelona, y del Barcelona salió libre de vuelta a Suecia. Un detalle que, desde aquí, aplaudimos todo lo que fuerte que se nos pueda oír. Ya no hay jugadores con ese nivel de compromiso a lo largo y ancho del planeta fútbol. Algún ejemplo suelto como Henderson en el Liverpool; pero en casi todos los que podamos encontrar nos costará distinguir si hay más amor a unos colores que compromiso profesional con lo firmado. Pero lo que sin duda es digno de admiración es que, allí dónde jugó, marcó. En el Feyenoord (42 goles en 149 partidos), en el Celtic, dónde es leyenda con mayúsculas, en el FC Barcelona, dónde anotó 19 goles y dio 4 asistencias en dos temporadas en las que fue el jugador número 12 (siendo, en ocasiones, el 13 o el 14), más que nada, por edad (33 años al llegar, 34 en su segundo año) y, por supuesto, en Suecia. Incluso en sus tres meses con el United le dio tiempo a jugar 13 partidos y meter 3 goles a sus 36 años. Tras su retirada a los 38 años, empezó una etapa como entrenador que, de momento, está parada desde 2016 y sin haber salido de Suecia. Pero ¿Cómo jugador? Un 'killer' que, como casi todos, era capaz de lo mejor y de lo peor, con goles alucinantes y fallos garrafales. Pero que ganó una Bota de Oro Europea y cuenta en su haber con 5 goles en 3 mundiales y 4 goles en otras 3 Eurocopas. Siendo Suecia, combinado que, por norma, debe celebrar el pase a la fase eliminatoria, me parecen unos números bastante dignos de mención.
En resumen, un grandísimo delantero, con buenos números allí dónde ha estado, que además ha respetado hasta el final todos sus contratos y, desde aquí, mi pequeño homenaje a un jugador que, en mi opinión, está siendo injustamente olvidado en un deporte por el que dio tantísimos buenos momentos. Si olvidamos a jugadores como Larsson, es normal que otros nos parezcan buenos, cuando, al lado del sueco, serían clarísimos suplentes. Y no quiero poner ejemplos para que este artículo no se torne de alabanza en crítica hacia terceros. Pero todos sabéis a lo que me refiero...
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