No hace mucho se hacían chistes y gracietas con la figura de "el falso 9". Una figura muy presente en el fútbol moderno que se ha utilizado para criticar a jugadores que o nunca están en su sitio o a delanteros que nunca la meten pero existió una figura rocambolesca que superó las mejores historias imaginadas: el falso futbolista.
Si la historia de ALI DIA ya nos cogió desprevenidos, esta historia la supera con creces y nos demuestra que el fútbol en los 80 y los 90 era algo especial. La no existencia de internet permitió que nos quedaran historias maravillosas.
Carlos Hernrique Raposo, más conocido como Carlos Kaiser, nació en 1969 en Porto Alegre pero rápidamente se mudó a Río con una familia de acogida. Su mote, Kaiser, que muchos dicen era por su parecido con Franz Beckenbauer, en realidad era por que su cuerpo tenía cierta similitud con una botella de cerveza llamada Kaiser.
Lo primero que llama la atención de la carrera de Carlos son sus estadísticas. Más de 20 años como profesional y el número de partidos oficiales disputados es cero. Nunca jugó un partido oficial. Desde pequeño quiso hacerse futbolista al observar que los futbolistas atraían mucho a las mujeres y así lo explica él: "Si el fútbol fuese sexo, yo sería Pelé".
Sus primeros pasos los dio en el Botafogo, de donde le invitaron a marcharse. Se ve que el hombre no tenía demasiada calidad con el balón. A partir de ahí su carrera se disparó y pasó por clubes como el Flamengo (Brasil), Puebla (México), El Paso Patriots (USA), Independiente (Argentina), Bangu (Brasil), Gazélec Ajaccio (Francia), Fluminenese (Brasil), Vasco da Gama (Brasil) y América FC (Brasil). Durante más de 20 años se extendió su carrera.
Carlos dice que participó del plantel de Independiente de Avellaneda que ganó la Intercontinental al Liverpool en 1984, pero el club argentino no ha confirmado nada acerca de esta información a pesar de que existe una foto en la que se afirma que aparece Carlos Kaiser. De igual manera, tampoco se acuerda nadie de él en el Ajaccio pero se cuenta una anécdota espectacular. En su presentación con el equipo francés le llevaron una bolsa con balones para que el 'crack' brasileño deleitase a los seguidores con unos malabares. La salida del brasileño fue empezar a golpear un balón tras otro a la grada al grito de "¡regalos!" mientras se golpeaba el escudo. Sencillamente espectacular.
Foto de Independiente en la que se afirma que aparece Kaiser |
En 1989 estuvo a punto de jugar su primer partido profesional con Bangu Atlético. El entrenador, Moises, le llamó a las cuatro de la mañana para comentarle a Carlos que lo necesitaba en el equipo para el partido del día siguiente. Carlos le dijo que como iba a jugar, que se acababa de recuperar de una lesión de 3 meses. Moisés le comentó que no se preocupase que empezaría desde el banquillo. Carlos, que estaba de fiesta en el club Calígula de Río, se presentó en el hotel de concentración a la hora que sus compañeros bajaban a desayunar. Genio y figura. A los ocho minutos de partido, el Bangu ya ganaba por 2-0 al Coritiba, por lo que la expectación por ver a la 'superestrella' era máxima. Era una oportunidad de oro. Castor Andrade, quien tenía por un crack a Carlos, era el propietario de Bangu y jefe de una mafia local, ordenó a Moises que sacara al campo a su rutilante fichaje. Carlos saltó a la banda a calentar pero durante el calentamiento tuvo una más que conveniente discusión con un aficionado. Una discusión que acabó en pelea y con Carlos Kaiser expulsado. Game Over.
¿Cómo es posible que la farsa durase 20 años?. En primer lugar hay que apuntar que Carlos era muy amigo de grandes estrellas de Brasil como Bebeto, Romario, Ricardo Rocha, Renato Gaucho o Carlos Alberto, por lo que recomendaban su fichaje a clubes. En segundo lugar, Carlos Kaiser pagaba a periodistas para que hablasen de él como si fuese un crack y se inventasen rumores de fichajes por equipos europeos y regalaba camisetas oficiales del club a jóvenes aficionados a cambio de que corearan su nombre. Por último pero no menos importante, su modus operandi consistía en fichar por un equipo, fingir una lesión en el primer entrenamiento y ver la temporada desde la enfermería, eufemismo de discoteca. Cuando la cuerda se tensaba demasiado, fingía conversaciones telefónicas con clubes europeos para cerrar un posible traspaso. Cuentan que tuvo una falsa conversación con Nuñez, ex presidente del Barcelona ¡en portugués! en la que le dijo: " Señor Nuñez, ¿le puedo llamar dentro una hora? Acabamos de entrenar ahora mismo". Es del todo hilarante. En otra de estas conversaciones se destapó parte del pastel al escuchar una conversación, supuestamente con un club inglés, el médico del club, que había estado en Reino Unido y afirmaba que la conversación no tenía ningún sentido.
Tras "jubilarse", se ha convertido en entrenador personal. Una historia que parece sacada de la mejor comedia de los Monty Phyton. Ricardo Rocha, jugador que pasó por el Real Madrid lo recuerda así: "Kaiser ha sido una de las figuras más icónicas del fútbol mundial. Sólo tenía un problema: el balón".
Si pensábamos que Ali Dia la rompió, Carlitos la sacó del campo. Una hilarante historia que no por rocambolesca deja de ser una realidad y que nos recuerda que la falta de internet y la corrupción de un fútbol como era el brasileño permitía increíbles historias además de hacernos entender que la palabra de un 'crack' iba a misa.
Carlos Kaiser, de falso nueve a falso futbolista. Genio y figura.
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