miércoles, 19 de febrero de 2020

LA LEY BOSMAN, LA LEY QUE CAMBIÓ LA POLÍTICA DE FICHAJES.




Hoy en día es prácticamente impensable que el Partizán de Belgrado juegue una final de Champions o que el Celtic gane la Copa de Europa, sin embargo, hace algún tiempo, antes de 1995, nos encontramos con que equipos como el Feyenoord, el Estrella Roja, el Steaua Bucuresti, y demás equipos que hoy en día son considerados de perfil medio-bajo, llegaban con cierta asiduidad a fases finales de la Copa de Europa e incluso la conseguían ganar, además de tener unas ligas potentes y de nivel. Es en el verano de 1996 cuando todo esto empieza a cambiar. Hubo un punto de inflexión en el que los equipos más grandes se hicieron todavía más poderosos y los de nivel medio se iban quedando atrás; todo esto se explica con la Ley Bosman.


Todo empieza en 1990 con un jugador belga llamado Jean-Marc Bosman. Bosman era un jugador profesional que militaba en el RFC Lieja de la liga belga. A final de temporada, el RFC le ofreció una renovación de contrato a la baja, en la que se reducía su salario en un 60% y se le imponía una cláusula de rescisión de 11 millones de francos, unos 400.000 euros al cambio sin contar la inflacion, un auténtico pastizal para la época.

Bosman, como es lógico se negó a renovar y buscó una salida. Hemos de recordar que, antes de aquel verano de 1996, un jugador que finalizaba contrato no se quedaba de agente libre, cualquier equipo interesado tendría que negociar con el club que poseía el transfer del jugador aún con el contrato expirado. Esto para Bosman era un problema. Acabó cedido en el Dunkerque durante una temporada, pero el RFC exigía que el Dunkerque pagase la opción de compra por la cláusula de rescisión impuesta, cosa que los franceses no podían asumir al no tener la cantidad suficiente, por lo que Bosman volvió a Lieja y fue apartado del equipo, sin poder salir a otro equipo ni poder jugar.

Bosman se dirigió al tribunal europeo para resolver su caso alegando que se estaban vulnerando sus derechos como trabajador y que a los jugadores se les trataba como mercancía. Demandó a la Federación Belga, a la UEFA y a la FIFA, pero lo que se gestó realmente tras esta demanda fue el incorporar a los futbolistas al los estatutos del trabajo de la Unión Europea firmados en el Tratado de Roma, donde se permitía la libre circulación de trabajadores dentro de la unión europea.

En 1995, el Tribunal Europeo de Luxemburgo dio la razón a Bosman. A partir de ese momento, los jugadores que acababan contrato eran libres de negociar con cualquier equipo y los jugadores pertenecientes a países de la Unión Europea tendrían libre circulación por el territorio comunitario.

Esto cambió el fútbol para siempre. Antes de la Ley Bosman, los equipos sólo podían tener 4 extranjeros en la plantilla y tres en el campo. Y digo extranjeros, no extracomunitarios. En España, por ejemplo, esto provocaba que no se pudiese ver juntos en el campo a Romario, Stoichkov, Koeman y Laudrup en el Barcelona del 94. Con la Ley Bosman, los jugadores europeos pasaron a no ser considerados extranjeros, por lo que la regla de 3 extranjeros en el campo pasó a ser la de 3 extracomunitarios.

Este cambio que a priori parece inofensivo, provocó la llegada masiva de extranjeros a las grandes ligas europeas. Se había ampliado el cupo y ahora se podía fichar más extranjeros sin alterar el cupo de extracomunitarios. Para la 96/97, en España , se pasó de 92 extranjeros a 199, con un gasto en fichajes de 170 millones de euros (otrora una barbaridad) por los 30 millones de la temporada anterior.

La libre circulación de los jugadores europeos provocó que los clubes más poderosos pudiesen arrebatar a jugadores de otros equipos prácticamente en edad de formación, dejando a clubes con menos potencial económico cada vez más atrás. Ligas como la holandesa, la belga, la portuguesa, la brasileña o la argentina perdían antes a sus jugadores y cada vez empezaron a ser menos competitivas. El Chelsea, por ejemplo, llegó a alinear hasta 11 jugadores no ingleses, cosa que antes de la Ley Bosman estaba prohibido, y esos jugadores provenían de ligas como la francesa, la belga o la holandesa. 

Con la Ley Bosman, las ligas tenían más facilidad de retener a sus jóvenes talentos y mejores jugadores autóctonos que con la libre circulación de estos, ya que hacían falta, al menos, 21 jugadores nacionales y cuando se iban más tarde y a equipos que tenían el cupo abierto y que no tenían que ser necesariamente los clubes más potentes del momento, lo que provocaba ver a equipos con jugadorazos crecer muy rápidamente (Maradona y Nápoles por ejemplo). Por poner un ejemplo en el que se ve muy claro: Ronaldo llegó al Barcelona siendo el fichaje más caro de la historia hasta ese momento por unos 15 millones de euros con 20 años en el 96; Romario, llegó al Barcelona con 27 años; Weah al Milán con 30 ya que no había hueco por la presencia de los tres holandeses; Bergkamp se fue al Arsenal con 27, Ginola (del que ya hemos hablado) aterrizó en Inglaterra con 28 años, y un largo etc. que pusieron rumbo a otros países a una edad avanzada porque antes o no podían, o no había sitio en el equipo al que querían ir, o los necesitaban en su país para completar equipos competitivos con tan sólo tres extranjeros.

La Ley Bosman, siendo una ley europea, afectó mucho a Sudamérica por este motivo. Antes, un brasileño contaba como un búlgaro, un danés o un holandés, por lo que el jugador tenía que tener cierto curriculum, en el momento en el que esos cuatro cupos son para jugadores no europeos, puedes jugártela por que hay cupos de sobra en la plantilla, por lo que son dos ligas que se quedan sin sus estrellas muy pronto.

Esto también provocó que se fueran hinchando los precios de los fichajes y los salarios de los jugadores. Desde el 95 hasta hoy se han multiplicado prácticamente por 100. Ahora se va subiendo el precio del jugador porque todo el mundo lo quiere y todo el mundo tiene hueco en el cupo de 4 extracomunitarios.

Sin embargo, y en contra de lo que se pensaba, parece que las canteras siguen gozando de buena salud, a pesar de la llegada masiva de jugadores en edad de formación. Quizá los equipos grandes las descuiden un poco en ese salto al primer equipo, pero ni mucho menos corren el riesgo de desaparecer como se temía en 1995.

Para finalizar, comentar que la indemnización que recibió Bosman, la perdió casi toda en los costes del proceso judicial y que su carrera se fue al traste. Hoy se encuentra en paro y vive de la caridad de la Asociación de Jugadores Profesionales. Es curioso que el que provocó que el fútbol hoy en día mueva miles de millones de euros, haya acabado en la ruina.

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