Hoy traemos una de esas historias míticas de los mundiales. Una de esas que nos afectan directamente por lo que supuso en cuanto al desengaño definitivo con respecto a un seleccionador que llevaba más tiempo del que debía en el cargo y que, aun así, tuvimos que aguantarlo un mundial más, soportando el mayor de los bochornos contra Nigeria en 1998, porque "su colega" Zubizarreta debía seguir siendo el portero de España...
Pero centrémonos en el momento histórico que nos ocupa. Sábado 9 de julio de 1994. Ubicación: Foxboro Stadium. Estadio que, tan sólo unos días atrás, fue testigo del último gol de Maradona en un mundial (Argentina 4 - 0 Grecia). En ese mismo estadio, días más tarde, Maradona dio positivo en el control antidopaje previo al partido contra Nigeria. Diego fue expulsado de la concentración, y fue, prácticamente, la última vez que veríamos 'al Pelusa' sobre una cancha de fútbol pudiendo dar el pego como futbolista profesional. Fue suspendido hasta septiembre de 1995, lo que produjo que, para volver a vestirse de corto con Boca (su primer y último equipo) tuviera que ponerse en forma y peso con ejercicios individuales. Eso nunca ocurrió y se retiró oficialmente el 30 de octubre de 1997. Por lo que aquel partido contra Grecia en el Foxboro Stadium fue su último partido como "profesional".
Pero volvamos a ese 9 de julio de 1994. Aquel día, se jugaban los cuartos de final de la Copa del Mundo celebrada en Estados Unidos. Los contrincantes: Italia y España. Para situarnos un poco mejor, la historia se podría leer como que España cayó eliminada por quien alcanzara a posteriori el subcampeonato del mundo, sólo separado de la gloria por una tanda de penaltis contra Brasil. Dicho así, parece que el papel de España en ese mundial podría calificado con una nota de notable alto, casi sobresaliente. Sin embargo, los más viejos del lugar, recordamos aquel mundial. Y los que lo vimos en directo sabemos perfectamente cual era la realidad de aquella selección, y los momentos y decisiones claves que supusieron la eliminación, la caída en cuartos de final y el incremento de la maldición española con esa fase, la cual se superó en 2008, por segunda vez desde el mundial de Brasil de 1950. Pero volviendo a la selección española de 1994, contábamos con una plantilla digna de análisis. Fue el momento en el que D. Javier Clemente se quitó de una vez por todas el único filtro de que pudiese tener sobre su forma de entender el fútbol y se plantó en Estados Unidos con 3 porteros, 9 defensas (en una lista de 22), 7 centrocampistas y 3 delanteros. Llevaba tantos jugadores de mentalidad defensiva que Guardiola, el actual entrenador del Manchester City y mediocentro defensivo del FC Barcelona por aquel entonces, portaba el dorsal '9' su camiseta de aquel mundial. Si señores, sí. El '9' de España en aquel mundial era Guardiola. Los 3 "delanteros" que oficialmente llevó fueron: Beguiristain, Salinas y Juanele. El primero, más extremo que delantero, el segundo, probablemente, el peor delantero de la historia de nuestra selección, y el tercero, un buen delantero para jugar en un equipo de media tabla, que nada pudo aportar en los minutos que se le concedieron...perdón, fallo mío. No jugó ni un minuto. Y con estas perspectivas, con la pareja de centrales del Real Madrid (Hierro y Alkorta) actuando de mediocentros porque no cabía un central más, se llegó a cuartos de final ganando a Bolivia y a Suiza. En fase de grupos se empató contra Corea del Sur, y contra Alemania, en un ejercicio de suerte como pocos en la historia de los mundiales con aquel centro mal puesto de Goikoetxea que se envenenó y batió a Bodo Illgner. Dos empates, victoria ante Bolivia y a octavos. En octavos, el 3-0 a Suiza nos hizo pensar (no carentes de optimismo) que el sistema podía funcionar, por lo que llegamos a la fecha clave con toda la confianza del mundo. Pero claro, intentar ganar a base de brega, lucha, pundonor y justificando en el resultado absolutamente todo lo ocurrido sobre el verde...¿contra Italia? Error. Era como intentar enseñar al maestro. El repaso de catenaccio que nos dieron fue una auténtica clase magistral. Un zapatazo de Dino Baggio (sin parentesco con el 2º goleador italiano del partido, el gran Roberto Baggio) en el minuto 26.
A partir de entonces, la defensa italiana (pertrechada por los 11 jugadores sobre el campo) no dejó a España jugar más allá del centro del campo. Tampoco era difícil cuando tus creadores de juego son Bakero, Caminero y Luis Enrique. Y con todo y con eso, estamos hablando de la medular más creativa y ofensiva que hasta la fecha se le había visto a Clemente. El único pero es que con Otero y Sergi en el campo, se jugaba sin '9' y con dos laterales izquierdos, pero tratándose de Clemente, es uno de esos surrealismos que debíamos asumir como habitual. Contra todo pronóstico, un error en la salida del balón de Italia provocó un desajuste defensivo que España aprovechó con un zurdazo de Caminero que supuso el 1-1 (todo gracias a la colaboración de un Otero que, como su sitio estaba ocupado no tenía muy claro dónde ponerse, y apareció de '9 puro' en aquella jugada, siendo incapaz de controlar el balón, lo que despistó por completo a la defensa italiana, y llegando el esférico a la pierna izquierda de Caminero). 5 minutos más tarde, Clemente se armó de valor y se la jugó. Sacó a uno de sus dos laterales izquierdos para que jugase un '9'. Julio Salinas entra por Sergi (por supuesto, de los dos laterales, al banquillo el que pueda resultar un poco más ofensivo que, por descontado, es al que venía poniendo por detrás del defensivo, no vaya a ser que le dé por subir y le tenga que gritar desde la banda). Y poco después, un pase de Hierro (que acababa de entrar al campo porque Clemente se veía desnudo sin dos laterales izquierdos) a los pies de Julio Salinas, completamente solo delante de Pagliuca, acabó como un homenaje a la dislexia. Uno no sabía hacia donde tirarse y el otro no tenía claro, ya desde el vestuario, que bota iba en que pie. De cualquier otra forma, se me hace difícil de explicar que un portero saque un balón con los pies y se acabe chocando con el delantero cuando la situación es tan obvia. Después, una contra de libro acabó siendo el 2º gol de Italia en el minuto 87. Con España volcada en el área rival, Mauro Tassotti se encargó de que Luis Enrique no llegara a rematar un balón en el área. ¿cómo? Provocándole una hemorragia nasal de un codazo. ¿Estuvo bien? No. ¿Nos sentíamos, por aquel entonces, ultrajados como nación tal y como ocurriera después en Corea y Japón? Sí. ¿Las formas de los equipos de Clemente se encontraron aquel día con la horma de su zapato? Sin duda. No olvidemos que 10 años atrás, el Athletic del señor Clemente protagonizó aquella final de Copa del Rey contra el Barcelona de la que ya hablamos en el artículo AMED MANSUR ÇALAR Y OTRAS BARBARIDADES HISTÓRICAS. Y, como aquella, unas cuantas. Pasando a la historia como, probablemente, el entrenador que más ha amado a los jugadores rústicos desde que el fútbol entró en España.
Maravilloso.
ResponderEliminarA ver si encuentro el email de Clemente para enviárselo.