Es posible que algunos de vosotros os estuvieráis preguntando por qué no había hablado aún de este joven jugador que, a sus 20 años, cuenta en su currículum con dos equipos de altura como son el Manchester City y el Borussia de Dortmund. Hoy es el día. Porque hoy vamos a hablar sobre este futbolista que, en la actualidad, deja más luces que sombras, es cierto, pero que las sombras que deja están casi a la altura de las luces, también lo es...
En primer lugar, las luces. Extremo derecho que juega en su banda natural, con golpeo de balón, regate y velocidad. En principio, para un extremo derecho, tampoco deberíamos tener muchas más exigencias. Sobre todo, si juega por su banda natural, lo que convierte en menos claves las virtudes de visión de juego y aprovechamiento de espacios. Virtudes que no se desaprovechan ni se desprecian en una posición como la que comentamos, pero que tampoco son un requisito tan indispensable como puede ocurrir en el caso de un extremo a banda cambiada. En ese caso, la capacidad para atacar los espacios es algo bastante más necesario porque cada recorte hacia dentro, hacia su pierna buena, va a ser meterse en la "boca del lobo". La virtud para aparecer por sorpresa al espacio multiplica el rendimiento del futbolista. Lo cual, no quiere decir que no sea interesante para un futbolista que juega en su banda natural, pero sí es cierto que éste último tiene la posibilidad de apurar la línea de fondo y centrar como un recurso mucho más peligroso que en el caso del futbolista que se encuentra en la banda contraria a la de su pierna de golpeo natural.
Golpeo preciso (más preciso que potente), regate de videojuego y muy rápido. Esas son las señas de identidad de Sancho a nivel futbolístico, más o menos mesurable. Desde el punto de vista de los intangibles, y aquí empezamos con las sombras, es un futbolista al que le faltan dos veranos. Le falta madurez por los cuatro costados. Siempre quiere el balón, simpre quiere hacer la jugada del partido, necesita humillar al rival para sentir que lo ha regateado...para Sancho, el regate no es un herramienta sino un fin en sí mismo. Que un futbolista de 20 años se eche el equipo a sus espaldas (un equipo élite como los menocionados) es digno de alabar cuando se busca adquirir ciertas responsabilidades y tirar de un carro del que, como dijo Asensio en su día sobre su papel en el Real Madrid, a lo mejor "hay otros más veteranos que deben hacerlo". Y, a priori, esto es lo que parece que debería mover a los futbolistas cuando lo ves reclamar la pelota una y otra vez. Pero el negocio en el que estamos involucrados en los últimos años con el tema del fútbol, ha provocado que aparezcan jugadores como Sancho, que no hacen más que seguir la línea de sus precursores en la materia como pueda ser Cristiano Ronaldo. El '7' de la Juventus, en los últimos años, ha sido el más claro ejemplo de futbolista que juega con los galones de un vestuario. ¿Sobre el campo cumple? Sí. Sin duda. Sus números están ahí. Pero...¿cumple por el bien del equipo o por el salir en la próxima portada del FIFA con la pose de su gol de chilena? Por mucho que delante de un micrófono diga lo contrario, por comentarios en caliente que todos le hemos escuchado, sabemos que lo hace por generar eso que hoy llaman "hype". Si eres de mi quinta y no sabes lo que significa ese "hype" (he tenido que buscarlo para familiarizarme), cuando eramos pequeños se pronunciaba así: "¡Como mola!".
Jadon Sancho es un producto inevitable de esa búsqueda constante de "como molas" o "hype". Y sus números, son lo suficientemente correctos como para que no se pueda decir que no es mal jugador. 20 goles y 20 asistencias en la temporada actual, con 20 años, son números más que de sobra para reconocer que este chico tiene cualidades para dedicarse a esto, pero su falta de "estar a lo que se tiene que estar" es un arma de doble filo que no tengo claro hasta que punto puede ser rentable para los equipos que están un escalón por encima de su actual club, el Borussia de Dortmund. A nadie se le escapa que, siendo un grande de Europa, el Dortmund está un escalón por debajo de Real Madrid, Barcelona, Bayern o Juventus en lo que a capacidad y exigencia se refiere. Ningún socio del Dortmund pierde el sueño porque el Bayern gane la Bundesliga, mientras que en el conjunto bávaro saltan las alarmas cuando no son ellos los que levantan el título liguero. ¿Esto que tiene que ver con Sancho? Fácil. Pues que si Sancho, por esa necesidad de reconocimiento personal que tiene, se desconecta de un partido en el que hay un título en juego porque tiene que hacer "su jugada", lo va a hacer. Que a nadie le quepa ninguna duda de que, entre darle a un compañero el gol que supone un título y perder el partido porque en lugar de hacer eso, hizo el caño más bonito de la historia, Sancho siempre hará lo segundo. Como ocurre con C. Ronaldo. Si bien es cierto que el portugués ya sabe lo que es ganar una Champions League y es la competición colectiva que pone por encima de los logros personales. Pero que nadie dude que C. Ronaldo prefiere un Balón de Oro más y el premio Púskas en la misma temporada, antes que 5 ligas. Incluso me la jugaría a decir que C. Ronaldo daría todas las competiciones que ha ganado en su carrera por acabar ésta con un Balón de Oro más que Messi.
Esto provoca que, con los números en la mano, varios equipos de Europa se puedan plantear superar los 100 millones para sacar a Sancho del Dortmund. Pero luego resulta que el propio Jadon dice que quiere hacer las paces con Guardiola y volver al City, a lo que Guardiola responde: "Él decidió irse, ¿por qué debería decidir volver?" en una evidente declaración de intenciones de no recuperar al extremo inglés. Y es que, al poner en la balanza los pros y los contras del futbolista, es cuando vemos que se asemeja mucho a aquello que decíamos en su día de señores como Balotelli: "No eres tan bueno como para estar tan loco". Porque esa actitud y esas formas de Sancho, se le consienten a Cristiano Ronaldo cuando hace más de 40 goles y más de 20 asistencias en una temporada. Pero, si nos fijamos bien, el debate sobre la estrella lusa comienza cuando baja de esas cifras. Porque para muchos, esa actitud tan individualista ya no la compensan ni los números aportados. Otros más pragmáticos, con la misma actitud que el portugués (o el inglés) pero sólo para con el club, deciden que las salidas de tono dan igual mientras se aporten números que no los aporta cualquiera. Sea como fuere, el caso es que, por debajo de 40/20 en goles/asistencias, hay debate.
En resumen, un buen futbolista, por el que su club va a pedir una cantidad de dinero que justifique perder, de cara al año que viene, los números aportados por el inglés. El club vendedor, en este caso el Dortmund, va a defender, legitimamente, su baza de que, con la venta de Sancho, pierden 20/20 por temporada. Pero desde el punto de vista del comprador, los riesgos de las formas y maneras del futbolista deberían ir incluidos en el precio, y eso es algo que el Dortmund no parece estar dispuesto a hacer. Con todo esto sobre la mesa, es cierto que Sancho es un jugador a seguir, pero tiene mucha pinta de que, no sólo le quedan aún muchos años en la cuenca del Rühr (salvo que, como dicen últimamente, el United se marque otro "Pogba" con él), sino que, además, veremos a ver si efectivamente se convierte en el grandísimo jugador del que todos hablan. Hoy por hoy, todavía no lo es.
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