El pasado miércoles 24 de junio se produjo un nuevo récord en LaLiga con el debut de Luka Romero en las filas del Mallorca, en su encuentro contra el Real Madrid. Debutó con 15 años y 223 días. Desde aquí, mi más sincera enhorabuena para un futbolista que debuta en 1ª División a una edad a la que los demás estábamos viendo a Oliver y Benji. El nivel de madurez física y mental que ello requiere, hay profesionales que no lo llegan a alcanzar nunca, dejándose llevar por la fama y por ser la "moda" en un momento dado. Jugadores con tanta clase que, aunque no se les vea mentalmente en sus cabales, por edad, tienen que acabar dando el paso ya. Pero no parece ser el caso, por lo que cuentan de Luka...
En primer lugar, como ya he dicho, vayan por delante mis felicitaciones al chaval. Lo que ha conseguido ya, lo ha puesto en una de las muchas páginas doradas de la historia de este deporte. Eso ya no se le puede quitar. Pero, de ahí, a decir que ya tenemos un "nuevo Messi"...¿nos hemos vuelto locos? No, hombre, no. No vengamos ahora a tirar por tierra una carrera deportiva que "no pinta mal", a las primeras de cambio, con un nivel de presión sobre un niño que, sinceramente, me parece inhumana hasta para un adulto. Porque este deporte tiene la virtud de inculcar ciertos valores (reciedumbre, constancia, capacidad de sacrificio, y, sobre todo, saber estar) en los jóvenes desde el momento en que un chaval de 15 años disputa un balón de "tú a tú" contra un padre de familia de 35 años de edad. En un campo de fútbol (a partir de los 18 años, la mayoría) todos hemos escuchado alguna vez ese "podría ser tu padre", a lo que contestábamos, no sin chulería aun adolescente, "tampoco nos llevamos tanta edad" para llevarnos la réplica de "No. Creo que no me has entendido...". Tras lo cual, con 18 años, más físico que tu rival, y después de que te ha intentado parar por las buenas, ves con decepción, como lo ha conseguido por las malas. Y tú acababas expulsado por agresión mientras tu rival, con más tablas y sabiduría, se quedaba en el campo viendo de un modo, casi jocoso, como te ibas echando sapos y culebras por la boca de la rabia y la impotencia. Con ese tipo de situaciones, nos gusten o no, se aprende a saber gestionar situaciones de presión y saber estar en todo momento. A base de errores porque, a pesar de contarlo como anécdota, tanto la falta de respeto como la reacción no dejan de ser un error de bulto. Pero de los que se aprende porque no se olvidan.
Y todo esto, tiene su otra cara de la moneda, y es que dicha exigencia de ser iguales desde que somos compañeros de vestuario, independientemente de la edad de cada uno, también implica que, la presión que recae sobre los buenos, también lo hace sin mirar la edad. Además, existen una serie de experiencias que no ayudan nada, como la de ver a jugadores que son, objetivamente, mucho menos de lo que se espera de ellos, y cuya mediocridad se esconde bajo el argumento de "hay que darle tiempo al chaval". Yo, sinceramente, no creo que lo de Vinicius Jr. (por poner un ejemplo concreto) se arregle con tiempo. Un futbolista tan rápido que debería ser profesional del atletismo, pero que cuando le llega un balón a los pies, impacta con él, literalmente, de cualquier manera. Hay cosas que, con 19 años, ya tendrían que venir aprendidas de antes. Hablo de tirar una bicicleta con cierto dominio del cuerpo en esa situación, o un simple golpeo a puerta con intención. Por culpa de encubrir estas carencias con el argumento de que es joven y le queda margen de maniobra para aprender, nos estamos dando cuenta tarde de que ciertos futbolistas no deberían estar en la élite. Y, desde luego, no es esto lo que pido para Luka Romero. Es decir, no quiero que nadie venga diciendo que su déficit futbolístico evidente se arreglará con tiempo. ¿Qué déficit? Lo desconozco. Igual que desconozco sus virtudes. Con 20 minutos en un partido que ya va 3-1 abajo en el marcador, poco se puede ver de un niño de 15 años jugando con otros 21 futbolsitas entre los que hay campeones de Europa y del mundo. Muchos de ellos, como comentaba en la anécdota anterior, "podrían ser su padre". Nadie puede hablar de Luka Romero salvo sus entrenadores de las categorías inferiores del Mallorca. Si ellos dicen que es el "nuevo Messi", empezaré a entender porqué (independientemente de que pueda llegar a serlo o no) esos formadores están en el Mallorca y no el Barcelona, Madrid o Bayern. El tiempo dará o quitará razones, pero para hablar del "nuevo Messi" habría que poner un mínimo de coto. No podemos estar diciendo de todo el mundo que es el "nuevo Messi" porque, de ser cierto, el Mallorca está a punto de descender con dos "Messis" y un "Zidane". Los "Messis" son Luka Romero y Take Kubo, el "Messi japonés". El nuevo "Zidane", Aleix Febas. Si eso es cierto y el Mallorca acaba descendiendo (como así parece que ocurrirá), no sólo despidan al entrenador: exíganle daños y perjuicios. Porque yo, con dos Messis y un Zidane, independientemente del resto de la plantilla, te gano lo que juegue.
Por lo tanto, vengo aquí a pedir que se siga la trayectoria de Luka Romero, a ver que pasa. Vamos a ver hasta dónde llega, empezando por felicitarle por lo ya conseguido, y no pidiéndole que ahora juegue como Messi. No se le hace debutar para que juegue como Messi, se le hace debutar porque se lo ha ganado a pulso en el entorno en el que se encuentra (categorías inferiores de un Mallorca, cuyo primer equipo vuelve a 2ª en cuestión de pocas jornadas). En ese escenario, no me parece justo que se le pida que juegue como Messi y, si no llega al nivel del '10' argentino, entonces...¿habrá sido un fiasco? Porque el "cuñadismo" español, que tiene que demostrar saber de genética futbolística, ya ha visto, en 20 intrascendentes minutos, a un futuro ganador de 6 Balones de Oro como mínimo.
Vamos a seguir al jugador, vamos a ver si esos profesionales, (cuyas capacidad, aunque lo haya podido parecer, no pretendo cuestionar en ningún momento) que dicen que Luka Romero va a ser el mejor del mundo, tienen razón. Pero dejémonos ya de una vez de crear "juguetes rotos" por favor...que casos como el de Jesé, no son culpa exclusiva del futbolista. Responsabilidad, sí. Pero la culpa está repartida entre su falta de responsabilidad, y una fama irreal creada demasiado pronto. Haciendo que un chaval de 21 años confudiera fama con moda. Conceptos que deberían ser ajenos a su actitud como profesional, estamos de acuerdo. Y, por eso, menciono y recalco su falta de responsabilidad para con su carrera futbolística. Dicho esto, es importante también saber que no es lo mismo ser famoso que estar de moda. Lo primero no es efímero (por mucho que se hable de "fama efímera" en algunos casos, concretamente, en aquellos que son "modas"), lo segundo sí.
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