Hoy os traigo a uno de esos jugadores que forman parte del glorioso club de un sólo equipo (los famosos One Club Men) pero que, quizás, más cerca ha estado del propósito que define a sus miembros. O, más bien, a uno de los que no se puede acusar de ser parte de este selecto grupo por haber surgido de la cantera de un club en el que a todos nos hubiese gustado retirarnos.
Por norma general, los One Club Men suelen compartir una característica bastante importante: es más fácil ser un one club man si vienes de la cantera del Real Madrid (Raúl), FC Barcelona (Xavi), Liverpool (Gerrard), AC Milan (Maldini) o Manchester United (Giggs). Estaremos todos de acuerdo en que, en mayor o menor medida, sin haber llegado a ser siquiera futbolistas profesionales, si a ti o mi nos dijeran que firmemos un documento que nos asegura retirarnos deportivamente en alguno de estos equipos, nosotros vamos y firmamos. ¡vaya que si firmamos!. Y, está claro que cuando te has criado en un club que ya es de los mejores del mundo y que el "techo" del equipo está por encima del tuyo, hasta que el club no decida venderte tu carrera va a estar ahí. Es dificil pensar que el Barcelona sea el "techo" de Messi (no por el FC Barcelona, sino porque Messi no tiene techo) o que la Roma lo fuera de Totti. Ahí si que se puede entender que el sentimiento de deuda hacia quién te dio la oportunidad pueda tirar un poco. Pero si Totti hubiese salido de la cantera del Brescia, me cuesta mucho creer que no hubiese cambiado nunca de club. Lo que me lleva a pensar que sólo hay dos opciones: O el club no es tan "malo", o el jugador no es tan bueno. Porque cuando el rendimiento máximo de ambos es muy dispar, la salida es inevitable. Incluso cuando tu renidmiento fuera no es el que debería, como en el caso de Iago Aspas, por ejemplo, y por mucho que quieras a tu club natal, si los objetivos de ambos son excesivamente dispares, la separación es cuestión de tiempo. Esto se ve muy bien en Sudamérica. Jugadores de Boca, River, Santos, Flameno, Sao Paulo...que si pudieran ser considerados los mejores del mundo jugando allí, probablemente costaría verlos en Europa. Pero la realidad es que, sin venir a Europa, ser considerado de los mejores del mundo es complicado.
Sin embargo, Matt Le Tissier nunca miró nada de esto. Él solamente quería jugar al fútbol. Y hacerlo con la camiseta de su equipo de la infancia, el Southampton. De todos los jugadores de fútbol que han proclamado su amor por unos colores, cuando Matt Le Tissier decía amar al Souhtampton, hay que creerlo. No hay otra explicación para su carrera deportiva y, además, el se encargaba de rercordalo con frecuencia, cada vez que le preguntaban al respecto. Podía jugar de mediapunta o de delantero y terminó su carrera con 201 goles en 528 partidos, haciendo una media de 0.38 goles por partido. En uno de esos equipos que siempre acaban pasando apuros para mantener la categoría. Aunque durante la etapa de Le Tissier en el equipo, nunca descendió. Su falta de disputa por grandes títulos en grandes eventos lo tenía un tanto alejado de una selección inglesa en la que se vendía caro entrar y cuya posición titular en los pross era propiedad de Paul Gascoigne. Fue convocado en varias ocasiones pero nunca llegó a ser un fijo de la selección. En Inglaterra, muchos eran conscientes de su situación, y jugadores como Alan Shearer, compañeros hasta que Shearer se fue al Blackburn, no entendían sus ausencias de la selección, como tampoco terminaban de compartir con Matt si afición a unos colores hasta ese extremo. Aunque siempre desde el respeto a una decisión que reconocían como nada fácil. Y es que, al final, todos tenemos unos colores que no cambiamos ni cambiaremos jamás. Pero si durante unos años, resulta que otros colores ponen encima de la mesa una oferta en firme...habría que ver la cantidad de "ceros" (entendiendo por "ceros" no solo el dinero: títulos, prestigio, competiciones internacionales...) Esas ofertas llegaron para Matt y él las rechazó. Porque su mentalidad era otra. En palabras del propio Le TIssier: "Jugar en los mejores clubes es un reto bonito, pero hay un reto mucho más dificil: jugar contra los grandes y ganarles; yo me dedico a eso".
En resumen, un jugador de un nivel espectacular pero que, por amor a unos colores de media tabla inglesa, no llegó a tener una gran repercusión más allá de la propia anécdota. Los detractores de Le Tissier utilizaran mi argumento inicial de "igual no era tan bueno" para defender que no se trata de una leyenda. Argumento legítimo, pero creo que opinable. Porque estando de acuerdo en el 99,9% de los casos, para mi, Le Tissier es la excepción que confirma la regla. Un futbolista que pudo haber llegado mucho más lejos pero que renunció a ello por amor a un club. Desde aquí todo nuestro respeto y este artículo para recordarlo. Grande Matt.
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