miércoles, 15 de abril de 2020

JAMES McCARTHY: OTRA CARRERA CORTADA POR UNA LESIÓN

 
 
Siempre se ha dicho que las peores lesiones son aquellas que se hace uno sólo o las que se producen sin mala intención porque uno de los contendientes del duelo va con más (o menos) fuerza de lo habitual. Por eso, en las escuelas de fútbol se enseña que siempre hay que ir "con todo" a por el balón, y que cuando uno no va a por el balón con todas sus ganas, se producen lesiones. Y este caso no es más que otro triste ejemplo de ello... 
No sé si sabéis o recordáis quién es James McCarthy. Para la memoria del aficionado medio, es aquel mediocentro del Everton al que Salomón Rondón "partió en dos" buscando un remate a balón botando. En lugar de coger el balón, enganchó la pierna de McCarthy, a mitad del gemelo, partiendo en dos tibia y peroné del centrocampista irlandés. En aquel momento, McCarthy llevaba más de 90 partidos en las 3 temporadas que llevaba en el Everton. Siendo la temporada anterior la 16/17, la que empezaría a marcar su calvario futbolístico. Una distensión inguinal, acabó en rotura muscular que le impidió jugar con el Everton más de 14 partidos. Y fue un 20 de enero de 2018, después de superar la rotura muscular más un esguince de rodilla que le impidieron empezar la temporada hasta enero, y con solamente 4 partidos disputados hasta entonces en la temporada, cuando el West Bromwich Albion y, más concretamente, Salomón Rondón, se cruzaron en la vida de James. Una de las lesiones más escalofriantes que jamás haya visto y, además, de las más fortuitas que recuerdo. En la relación gravedad de la lesión/mala suerte, esta se lleva la palma sin duda. Porque en otras lesiones malas, como la comentada el otro día de Juninho Paulista, no solemos achacar al agresor la intención de generar semejante mal en un compañero de profesión, pero sí es cierto que existe en algunas ocasiones, cierta sensación de "riesgo controlado" que se va de las manos. Cuando buscas parar a un rival con una falta, si no llegas a agarrarlo, sólo te queda ir al suelo, y rezar porque le toques lo suficiente como para derribarlo sin hacerle daño. Es una suerte del fútbol que me es absolutamente incognoscible personalmente, debido a que siempre he jugado de delantero, y amigos especialistas en tareas defensivas, me han confirmado en más de una ocasión que es posible medir y controlar una entrada a ras de suelo para impactar con la fuerza e intesidad deseada pero que, como con todos los demás aspectos de la vida, puede existir ese punto de descontrol que vaya desde la enajenación mental momentánea, hasta la falta de concentración en lo que se está haciendo. Y esas dos realidades pueden provocar que alguien salga mal parado. 

Pero este caso no es así. Si tenéis un momento para ver la jugada en cuestión, sin regodearse en el morbo de la lesión en sí misma que es, todo sea dicho, espeluznante, podréis ver como Rondón no ve aparecer en ningún momento a McCarthy y es entendible que lo fortuito de la situación viene casi más producido por la imprudencia de James McCarthy que por la actuación de Rondón. Siempre he sido poco amigo de aquellos que, ante una agresión, una mala patada o, simplemente, un ejercicio de descordinación, enarbolan la bandera del: "Problema tuyo, no haber metido la pierna". Siempre he sido muy crítico con aquellos que así actuaban, buscando dicha justificación como eximente de la culpa. Quizás porque, como digo, siempre he jugado de delantero y he solido ser más objeto de la patada que ejecutor de la misma. Pero resulta que, este caso en le que, curiosamente, es un delantero el que lesiona al defensor, puedo llegar a entender este argumento. Pero no por un tema de conveniencia posicional, sino porque, de verdad, si lo véis, apreciaréis claramente como no existe forma humana de que Rondón vea a MacCarthty. De hecho, tras aquel momento, recuerdo por igual lo escalofriante de la lesión como las lágrimas de Rondón al darse cuenta de lo ocurrido. "Absolutamente devastado", publicó el delantero venezolano en las redes sociales, acompañando al texto de una foto del centrocampista irlandés.

McCarthy era un meciocentro organizador. Con un golpeo de balón decente y, sobre todo, mucho trabajo. De esos mediocentros defensivos que aparecen por todas partes y, cuando tiene el balón, capaz de gestionarlo con cabeza. No es Zidane. No es Ronaldinho. Pero tampoco hace falta serlo para desahogar al equipo de la presión rival con un pase de 15 metros como mucho. Pero, eso sí, hay que saber dar ese pase. Ha de ser un pase verdaderamente "oxigenador" como dicen los comentaristas de hoy en día. Dar un pase puede ser benefioso para el equipo si coloca al compañero en situación de ventaja o una auténtica hipoteca si no es así. Y muchas veces, vemos pases que facilitan la presión rival más que dificultarla. Citando de nuevo a Cruijff (cita que no me cansaré nunca de repetir): "Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es muy complicado". McCarthy es uno de esos jugadores capaces de jugar un fútbol sencillo. De esos jugadores que no ven negocio en correr 12 km para acabar el partido habiendo dado 70 u 80 pases a menos de 10 metros de distancia, con el interior, y sin una dificultad manifiesta y digna de ser recordada. Pero desde aquella lesión...no llega. Se le ve que ya no es el McCarthy de antes y, por supuesto, no mete la pierna como antes. En el Everton se cansaron de esperar a ver volvía ser el que fue y lo traspasaron, el verano pasado, al Crystal Palace, dónde ha venido jugando con regularidad hasta el cierre de las temporadas por el COVID-19. Ha participado en los 29 partidos, saliendo desde el banquillo sólo en 4 de ellos. Pero de aquel chaval de 23 años que fichó por el Everton y se hizo con el centro del campo de un equipo de Europa League de la Premier, hemos pasado a un futbolista de 29 años que juega de titular en el Crystal Palace. Sí, sigue en activo. Lo cual, vista la lesión, es de agredecer a la deidad que gustéis de adorar. Eso, sin duda. Y sí, es titular del Crystal Palace, que no deja de ser un equipo Premier (aunque siempre con el modo "ascensor" activado para andar entre Premier y Championship) Pero está claro que no tiene nada que ver con el McCarthy que se lesionó y desgraciadamente, jamás sabremos lo que pudo haber sido y no fue.

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