Hoy vengo con otro de los casos tristes. Bueno, tristes desde el punto de vista del aficionado al fútbol por todo lo que este deporte se ha perdido. Porque por el resto de aspectos vitales, definir la carrera de Cassano como "triste" creo que es esperar demasiado de la vida. Porque dejando posibles debates morales a parte, a pocas personas he visto sonreir tanto como a Antonio Cassano, a pesar de los pesares.
De hecho, es curioso que la única persona a la que he visto sonreir más que a Cassano se llama Ronaldinho, del que escribí hace poco recordando su enorme aporte al fútbol, aunque fuese en poco tiempo y, aunque el astro brasileño siga en prisión, cada vez que aparece una imagen suya se le ve sonriente, como de costumbre. Pero a nivel futbolístico, dónde siempre he creído que la alegría tiene un peso muy importante, que Cassano sea la persona que más he visto sonreir sobre un campo de fútbol junto a Ronaldinho, Zlatan y...bueno, brasileños en general, creo que no hace si no refrendar mi teoría. El fútbol es, en un alto porcentaje, alegría.
Pero centrándonos en nuestro protagonista, su historia comienza en Bari Vecchia, un barrio considerado más peligroso para los turistas de lo que en realidad es, pero que nos sirve para centrar un poco la situación. Es cierto que no es Secondigliano, en Nápoles o el barrio de El Príncipe en Ceuta, pero está claro que Antonio no provino de una familia acomodada de Italia. Su padre abandonó a su madre cuando él era muy pequeño y sus inicios fueron como los de otros muchos futbolistas que han llegado a la élite: básicamente porque de niño tuvo que pelear más que de adulto cuando, por lo general, debería ser al revés. Y, con 17 años, debutó con el Bari en la Serie B en el año 1999, consiguiendo, ese mismo año, el ascenso con el Bari a la Serie A. En su segundo partido con el Bari, contra el Inter en la Coppa, se marcó una obra maestra, colándose entre Blanc y Panucci, poniendo el 2-1 en el marcador, y eliminando al Inter de la Coppa. Esa fue la tarjeta de presentación del jugador italiano. Aquí os lo dejo porque es una auténtica obra de arte:
Menuda barbaridad de gol. El gol de un delantero que, como estaba de moda por aquel entonces en Italia, (y algún retazo sigue quedando todavía) nadie se atrevía a definir en una posición concreta del ataque. Uno de los conocidos como "no centrocampistas" por ser la única manera de describirlos. Empezando con Roberto Baggio y hasta Lorenzo Insigne en la actualidad, pasando por Totti, Del Piero, Di Natale...jugadores que no sabes si son mediapuntas, delanteros centro, extremos...no son nada de eso pero, a la vez, tienen las características de casi todas esas posiciones. Para poder ser considerado un futbolista así, es necesario ser rápido, tener golpeo de balón, tener gol, regate y visión de juego...en definitiva, ser un crack. Es cierto que algunos tenían todo eso como para poder jugar dónde les apeteciese, y otros tenían un poco de cada, pero sin poder decir que valiesen concretamente para una posición, lo que los convertía en "chicos para todo". Pero este es un debate digno de otro artículo. Volviendo con Cassano, al año siguiente, se mantuvo en la disciplina del Bari en la Serie A, hasta que, en el verano de 2001, la Roma pagó 30 millones por él. Fabio Capello consiguió sacar lo mejor de Cassano durante tres temporadas, pero en 2004 Capello firmó por la Juventus y Cassano dejó de querer ser el mejor. Su juego fue cayendo paulatinamente en una espiral de decadencia que terminó con su salida del club hacia el Real Madrid. Florentino Pérez vio en Cassano a una estrella recuperable y se achacaba su falta de disciplina y ganas de jugar a sus condiciones en Roma, dónde dicen que solo se hablaba con Francesco Totti. No quería saber nada de nadie más de la institución romana, lo que forzó su salida al Real Madrid por tan sólo 5 millones de euros en enero de 2006. "Si sale mal, malo será que no saquemos más por él" era la mentalidad más pesimista en Chamartín dónde, no obstante, estaban plenamente convencidos de recuperar a "Talentino" como estrategia principal. Pero resulta que "Talentino" no era el único apodo de Cassano. También era conocido como "Peter Pan" por la cantidad de veces que dijo públicamente que no quería crecer. En el final de la primera etapa de Florentino como presidente, vimos al Cassano "Peter Pan".
Pero la llegada de Fabio Capello, de la mano de Ramón Calderón, paralizó una posible salida del delantero italiano. Con Capello, Cassano hizo una sorprendente pretemporada que hizo al club y a los aficionados creer en el milagro. Perdió peso y se puso en forma, empezando la temporada como un jugador de élite de verdad. Parecía que había vuelto "Talentino", hasta que una discusión con Capello (según cuentan) en un entrenamiento volvió a sacar a "Peter Pan" cual Dr. Jekyll y Mr. Hyde. El emtrenador lo mandó a la grada y lo apartó del equipo, sin que el futbolista hiciera tampoco mucho por revertir la situación. Esto provocó que, al año siguiente saliera del equipo en calidad de cedido con destino de vuelta a Italia. A la Sampdoria en este caso, en dónde, por cierto, recuperó chispazos de su mejor nivel. No volvió a ser el futbolista de la Roma o del Bari, pero su buen juego, unido a la crisis futbolística del fútbol italiano desde el 2008 en adelante (hasta hoy, practicamente, con excepción de la Juventus y, en menor medida, el Inter esta temporada), hizo que la calidad de Cassano volviera a brotar en los campos de fútbol italianos. Pero su indolencia también se dejó notar. Así, de la Sampdoria (que lo adquirió por 3 millones al año siguiente, desmontando el peor presagio de la anterior directiva del Real Madrid), al AC Milan. Del AC Milan al Inter. Del Inter al Parma. Del Parma al paro. Del paro a la Sampdoria de nuevo. De la Sampdoria al paro. Del paro al Hellas Verona. Y de ahí al retiro como futbolista profesional.
Siendo jugador del AC Milan sufrió un accidente cerebrovascular (comunmente conocido como "ictus") fruto de una cardiopatía de la que fue exitosamente operado. Aquel episodio lo llevó a replantearse su carrera y darse cuenta de la cantidad de tiempo y oportunidades perdidas durante sus etapas de "Peter Pan" de las cuales, en cualquier caso, no se arrepentía. Dijo haberlo tenido todo y haberlo disfrutado todo. Pero reconoce que desperció oportunidades como la de haber triunfado en el Real Madrid. A pesar de todo, 515 partidos como profesional, 139 goles y 92 asistencias. 400 de ellos en Italia (en Serie A, 112 goles y 77 asistencias). Para que nos hagamos una idea, Alessandro Del Piero, una leyenda del fútbol italiano sin tanta polémica a su alrededor, tiene en su haber 478 partidos en Serie A, 188 goles y 47 asistencias. Si miramos los números y tenemos en cuenta la cantidad de partidos que Cassano se perdió por indisciplina o falta de forma, igual podríamos estar hablando de uno de los jugadores con mejores números de la historia de la Serie A...si "Peter Pan" le hubiese dejado...y es que, tras un intenso debate interno sobre cual sería la categoría correcta en la que colocar a Cassano, y siendo muy fan de este futbolista como reconozco ser, el deber de informar correctamente siempre ha de estar por encima de mis propias filias o fobias. Por tanto, y por mucho que me gustaría incluir a Cassano entre las LEYENDAS de este blog, creo de justicia reconocer que más bien, la gente se estará preguntando ¿QUE FUE DE...?
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