Hoy nos hemos levantado con la noticia de que el FC Barcelona está detrás de 'blindar' contractualmente a su joven estrella Ansu Fati. Esto me ha llevado a plantear la cuestión como un posible problema a medio y largo plazo frente a lo positivo que pueda resultar en un pensamiento más cortoplacista. Lo que está claro es que no se trata de un caso aislado. Es más una tendencia del fútbol. Pero, ¿por moda o por necesidad? Ahora lo veremos...
Está claro que cuando tienes a un futbolista con un gran potencial, es lógico pretender que su estancia en el club cuando ese potencial se convierta en realidad sea inevitable. Que no quede duda alguna de que este jugador de 16, 17 o 18 años, cuando tenga 25 y sea miembro indiscutible de la terna del Balón de Oro, será nuestro. Y es que, el problema que tiene la búsqueda constante de un control sobre los sucesos cada vez mayor es que no le estamos dejando hueco a la vida. La vida es lo que ocurre entre dos hechos controlados. Si cada vez controlamos más, vivimos menos. O eso nos creemos nosotros. Porque la vida transcurre igual, independientemente del nivel de control que queramos aplicar a la misma. Y toda esta 'chapa' forma parte del argumentario para mostrar la parte de 'moda' que pueda tener esta nueva tendencia. Es cierto que se trata de una realidad 'menor'. Una parte mínima de la realidad. Pero también forma parte de la misma y no quería hacer el análisis sin mencionar todo lo que realmente veo detrás de este cambio de tendencia. Y como digo, todo esta relacionado de tal manera que es muy difícil saber el nivel de influencia real de cada aspecto en el resultado final.
Por otro lado, el mercado tampoco está ayudando para nada. Ya he comentado en algún artículo que el mercado ha superado las posibilidades reales de los equipos, por lo que el miedo a perder un futbolista al que, pasado un tiempo, no se pueda recuperar es real. Es un miedo muy real. El FC Barcelona perdió a Asensio por la forma de pago al Mallorca y, hoy por hoy, es inaccesible. Aunque no fuese el Real Madrid su actual propietario, la información que hablaba de una oferta del Liverpool de 180 millones hace 2 temporadas, cierta o no, es una muestra de lo que digo. Que en su momento, el Real Madrid dijera "No" a una oferta de 180 millones por Asensio, cierto o no, insisto, a nadie le sonó raro. ¡180 millones de euros! Por un jugador que había costado 4,5 millones. Que el dueño sea el Real Madrid no es el motivo por el que Asensio se volvió inaccesible para el Barcelona (aunque, evidentemente, es un dato que no ayuda). El motivo real es que "No" a 180 millones es un "Si"...¿a cuánto? ¿A 250 millones? Cifras que se escapan a todos los equipos de fútbol. En este sentido, el fichaje de Neymar por el Barcelona supuso el mismo efecto en el Real Madrid. Ese "miedo" a que, realmente, existan jugadores intocables en el mercado (colores a parte) es otro de los factores que empujan a los equipos hacia lo que he denominado como los "niños-hipoteca".
¿Qué es un "niño-hipoteca"? Es como defino a aquellos sub-21 con un contrato excesivamente largo, con muchas clausulas y en torno al cual se respira mucho miedo a una fuga irrecuperable. ¿Es un concepto despectivo? No. Para nada. Nada más lejos de mi intención. El concepto "hipoteca" tiene una connotación negativa en el lenguaje coloquial que para nada equivale a la connotación dentro del ámbito económico. Una hipoteca, lejos de ser un problema, es una solución económica. Una hipoteca consiste en deber un dinero hoy por algo que será tuyo (entendamos por "tuyo" algo que se encuentre libre de cargas) en el futuro. ¿Por qué actuar así? Porque, ahora mismo, no tengo el dinero que se pide por el bien y, si no utilizo esta fórmula, corro el riesgo de perder la oportunidad de adquirirlo. Ahí entra en juego tu interés en ese "algo" que, por lo general, no es otro que el de una posible revalorización. Lo que hace bueno o malo al negocio con hipoteca es el sentarnos a cuantificar esa revalorización real, toda vez que hemos dejado pasar el tiempo y hemos hecho frente a la totalidad (o casi) de la hipoteca. En este caso ocurre lo mismo. Son jugadores por los que se apuesta con una fuerza que para nada es acorde a la situación real del jugador en ese momento. Parece que hemos pasado de tener en cuenta el futuro a vivir en él. Por mediocre que sea el futbolista a día de hoy, su proyección es tal que se paga hoy lo que será mañana. Entiéndaseme mediocre no como crítica ofensiva si no como la definición de un futbolista cuyo único argumento (o, por lo menos, el que se considera como argumento estrella) es la edad. Pero soy consciente del argumento famoso "Para tener X años juega como una estrella". Ya. Pero...¿es una estrella? No. "Pero hay que dejarle, darle tiempo, que se desarrolle como futbolista y como persona...". Ya. Pero...repito: ¿es una estrella? No. Pues entonces, ¿por qué pagar por él (y a él, que es lo más peligroso) como si lo fuera? Por miedo. Por miedo a que si no la rompe en tu equipo, existe una posibilidad real de que la rompa con la camiseta de tu enemigo. Si Neymar hubiese acabado este verano en el Bernabéu, habría sido la prueba más evidente de esa obsesión por demostrar que para ti, Real Madrid (o más concretamente para usted, señor Florentino Pérez, para el cual, el tema Neymar parece más un asunto personal que otra cosa), no hay jugadores inaccesibles. Pero, además, esta realidad no es incompatible en absoluto con el hecho de que este movimiento habría supuesto un mazazo insuperable para la directiva de un FC Barcelona que ve como sus miedos más oscuros y profundos se cumplen: un intocable, por el que me hipotequé para que lo fuese a toda costa, ¿vestido de blanco? No. No se puede digerir una noticia así en el futbol moderno. Pero, como dije al principio, la vida es como es, y no va a dejar de serlo porque nos empeñemos en intentarla controlar.
Y el problema, y con esto acabo, es que los Ansu Fati, Rodrygo o Joao Félix se están cogiendo como ejemplo de grandes negocios. Canterano al que blindar, futura estrella captada desde la categorías inferiores de Sudamérica y un gran futbolista que ya ha demostrado (en no más de 30 partidos como profesional) que puede valer para jugar en la élite. 0 (blindando al futbolista con un contrato irrechazable), 45 millones y 126 millones. Como vemos, esos son los números que, a día de hoy, parecen constituir un negocio redondo. Y cuando el baremo parte de aquí, pagar 50, 70 u 80 millones por un chaval de 21 años con 3 temporadas en la media tabla de una primera división, parece razonable. Pero, recuperando los conceptos de hipoteca, el mercado, la vida misma, etc...¿y si sale mal? Creo, sinceramente, que el precio no es acorde al riesgo por culpa de esa 'moda' de hablar de los futbolistas por lo que pueden llegar a ser como si ya lo fueran cuando no es así.
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