viernes, 14 de junio de 2019

SE ACABÓ EL "ME VALE". VOLVEMOS AL "LO QUIERO"



¡Por fin! Después de unos cuantos años de andadura por el desierto de los "me vale", hemos vuelto al vergel de los "lo quiero". Y es que los fichajes que se están cerrando tienen un claro matiz de necesidad deportiva y busqueda de características concretas por encima de las chapuzas para tapar agujeros (deportivos... o financieros como en el caso de Wu Lei). Para ello, se ha cambiado la política de "vender y luego ya veremos", al "comprar y (los futbolistas descartados) ya verán lo que hacen". Eso tiene sus ventajas y sus peligros. A continuación veremos cuales son...



Parece ser que la cordura vuelve a apoderarse de la situación en este mercado de fichajes. Es cierto que igual, como dije no hace mucho, parece que estamos yendo demasiado rápido en lo que a firmas de jugadores se refiere, lo que apunta a sorpresas grandes de jugadores sin ficha a partir del 31 de agosto. Tanta prisa puede responder a los agobios de última hora de ventanas anteriores en las que equipos como Real Madrid o Barcelona se han equivocado por dejarlo todo para la última hora. Los casos de De Gea con el Real Madrid o Coutinho con el FC Barcelona son buena muestra. El club blanco no llegó a firmar al portero de Illescas por un fax (según cuentan) y el equipo catalán acabó pagando una barbaridad por lo que hoy, 18 meses más tarde, apunta a ser un descarte. En virtud de lo aprendido con esa actitud (motivo por el cual parece que el FC Barcelona asume el error de Coutinho y parece volver a su plan original de Griezmann), parece que los equipos han cambiado la mecánica de trabajo que venía siendo habitual veranos atrás, en la que primero se resolvían los descartes antes de acometer nuevas incorporaciones. Ahora parece que primero se cierran las llegadas, sin prisa pero con prioridad sobre las salidas. Esto creo que puede generar dos peligros: el primero es el valor de los descartes. Si todos los equipos se centran en intentar cerrar los fichajes que no son descartes de otros equipos, va quedando cada vez menos montante económico en aquellos equipos que podrían resultar una opción para todas las partes. Con esto quiero decir que si los grandes gastan mucho en fichar lo que quieren en vez de fichar los que les "podría valer", a ver a dónde y por cuánto se puede encajar a jugadores como Bale o Coutinho. Inter, Barça, Bayern, Madrid, Atlético o PSG están gastando ya, por lo que esperar mucho y que dichos equipos cierren sus plantillas es peligroso a la hora de encontrar destino a ciertos jugadores. El segundo problema pasa por el número de fichas. Si un jugador que se considera un descarte queda "entre dos aguas" puede provocar otro "caso Pedro León" cuando el Getafe lo dejó sin ficha pensando que, antes del cierre del mercado, llegaría la oferta adecuada. Ésta no llegó y el murciano se tiró 6 meses en la grada, sin ficha.

Sin embargo, y a pesar del peligro real de esta forma de actuar, me parece la correcta. Creo que el fútbol se había sumido en un bucle tóxico de fichar jugadores que "sin ser el jugador que quiero, me puede hacer un apaño", y que esa metodología estaba arrojando los resultados esperados. Y es que ese "apaño" acaba engordando la lista de descartes del año siguiente, como se preveía casi desde su llegada (Mariano (Real Madrid), el ya mencionado Coutinho (FC Barcelona), Buffon (PSG) o Alexis (Manchester United). Salvo en el caso de Mariano, los demás son grandísimos jugadores. Pero ninguno fue fichado porque "lo quiero". Fueron fichados porque "me sirve"). Al aumentar la lista de descartes, sube el interés de vender frente al de fichar, por lo que el bucle infinito sólo se podía cortar de esta manera: por las bravas y por una petición directa y expresa de las aficiones y los cuerpos técnicos. Ahora mismo, el caso más sangrante es el del Real Madrid, con 37 jugadores para 25 fichas. Sobran nada menos que 12 jugadores a los que hay que encontrar destino. Y, posiblemente, en casos como éste, pueda darse la situación de que alguno se quede sin ficha para empezar septiembre...pero creo que es un mal necesario. Porque los equipos tienen que volver a fichar a aquellos jugadores que buscan y necesitan, y no a aquellos que sirven para pasar la coyuntura a nivel deportivo (o incluso a nivel márketing, lo cual, sin ser intrínsecamente malo, si debería ser menos prioritario que lo deportivo). Y la Champions levantada por el Liverpool FC ha venido muy a favor del cambio, siendo la demostración de que este sistema funciona. Tras perder la final contra el Real Madrid, dos puestos claramente señalados: portería y centro de la defensa. ¿Respuesta del Liverpool? Allison y Van Dijk...y la Champions a Liverpool. Y, dentro de las posibilidades de cada equipo, el precio se mira en relación a la necesidad del club de esas caraterísticas concretas y no en base a la calidad individual del futbolista. Y fue por ese erróneo concepto por el que se criticó tan duramente (yo el primero) el desembolso de Klopp en Van Dijk. Y al final, yo estaba equivocado. Porque siendo cierto que Van Dijk puede que no valga 75 millones de libras si analizamos al jugador como futbolista individual, sus caraterísticas concretas, aplicadas a la plantilla del Liverpool han demostrado valer una Champions League. ¿Cuanto cuesta una Champions League? Pregunten al City o al PSG...porque les dirán una cifra bastante superior a lo que supusieron las inversiones de Van Dijk y Allison, se lo aseguro...

En resumen, veo con buenos ojos el cambio de rumbo de estos vientos que soplan a día de hoy en el mercado de fichajes, pero no termino de quitarle el ojo a ciertos jugadores que, si bien no han sido públicamente descartados por sus clubes (para no perder valor en el traspaso, obviamente) todos sabemos que tienen el cartel de transferibles. Que no se duerman los clubes, que no se duerman sus representantes y, sobre todo, que no se duerman los mayores interesados: los futbolistas. Porque si bien es cierto que el ritmo de contratación está siendo más elevado de lo normal, también es cierto que dos meses pasan volando. Y ni los directivos de los clubes ni los agentes se van a quedar sin trabajo el 31 de agosto como no se cierre algo. Serán ellos, los jugadores, los que se vean sin ficha, y con su prestigio y valor de mercado en caída libre...

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