Bueno, bueno, bueno. Este veranito que empieza movido por fichajes y competiciones no da un respiro. Rutilantes fichajes, el mundial femenino en plena efervescencia, las primeras sorpresas de la Copa América y las grandes goleadas de la Copa de Oro de la CONCACAF nos dejarán un huequito para que podamos disfrutar del mejor fútbol africano de naciones.
Si la Copa América este año llamaba la atención por lo abierta que parecía, cosa que se ha confirmado con la impecable victoria de los pupilos de Queiroz frente a la Argentina de Messi, lo que se nos viene con la Copa de África de Naciones no se queda atrás. Se acabó la época en la que un equipo africano destacaba muy por encima de los demás. La Nigeria de Okocha y Kanu; el Camerún de Eto´o, Song y Geremi; el Senegal de Diouf, N´Diaye, Diop o Faye; la Ghana de Gyan, Ayew, Boateng, Muntari, Sarpei y Essien; aquella Costa de Marfil de Drogba, los Touré, Eboue, Dindane, Koné, Kalou o Boka; y por supuesto esa Egipto campeona de tres Copas de África que nos dejó nombres como Momo Zidan, Mido, Shawky, Ahmed Hassan o El Hadary. Esa época ha quedado atrás. Nos enfrentamos a un torneo en el que hay muchísimos jugadores interesantes pero muy repartidos en diferentes equipos.
El favorito para muchos es el anfitrión: Egipto. Los faraones cuentan en sus filas con un muy motivado Salah que viene de ser campeón de Europa con el Liverpool y que quiere agrandar su papel de leyenda del fútbol egipcio en esta competición en la que no ha demostrado mucho todavía. Si bien es cierto que la relación de Egipto con esta competición es idílica, domina el palmarés con 7 títulos (a destacar el tricampeonato de 2006, 2008 y 2010) y el capítulo de participaciones con hasta 23, en los últimos años, la selección del norte de África no acaba de dar con la tecla. Se quedó a las puertas en 2017 tras perder la final por 2-1 ante Camerún. Ahora, los 'Faraones' tienen una oportunidad de oro para resarcirse de esa final perdida en esta edición que juega en casa.
Sadio Mané, la otra estrella africana del Liverpool, tendrá el peso en sus hombros de liderar a una Senegal hasta una victoria que le ha sido esquiva desde tiempos inmemoriales. La relación de Senegal con la competición continental siempre ha sido complicada. Lo más cerca que han estado del título fue con aquella maravillosa generación en el 2002, aquellos jugadores, con Diouf a la cabeza (otro senegalés del Liverpool), perderían la final contra Camerún en penalties, sin embargo se desquitaron con un gran mundial (en aquel entonces, la Copa de África se jugaba en enero). Difícil empresa para una selección que no tiene la costumbre de ganar, pero Mané (que por amonestaciones se perderá el primer partido del grupo) no está sólo: Keita Baldé, Sarr, los hermanos N´Diaye, N´Doye, Kouyaté, Gueye, Niang y Koulibaly forman un equipo que puede dar la campanada.
Por su parte, Ghana, equipo siempre complicado por el carácter que le imprime al desarrollo del juego, quizás venga un poco peor de lo esperado. El batacazo de no poder clasificar para el mundial de Rusia de 2018 provocó un relevo generacional en el que quedan muy poquitos jugadores veteranos, teniendo una edad media que ronda los 26 años. El problema de fondo es que los jugadores que tiene en equipos de primer nivel parecen estar un escaloncito por debajo de sus rivales. Agyepong, Agbenyenu, Wakaso, Atsu, Dwamena o incluso Thomas Partey no han demostrado ser los jugadorazos que parecía que iban a ser, ojo, no son malos, pero están un poquito por debajo de las expectativas. Tienen una excelente oportunidad en este trofeo para que cambie la concepción que tenemos de ellos. Estrán bien acompañados por Gyan y los hermanos Ayew.
Costa de Marfil tiene el mismo problema que Ghana. Se acabó hace no mucho una generación ganadora y que va a ser terriblemente complicado que se vuelva a dar. Tampoco clasificó para el Mundial de Rusia y parece una selección en reconstrucción, pero a diferencia de Ghana se resiste a dejar marchar a los antiguos ídolos y sigue apostando por los Bony, Zaha, Doumbia, Salomon Kalou Gervinho o Aurier apoyados por nuevos talentos como Seri, Kesie o Pépé. Una selección que ya tocó techo con el subcampeonato en 2012 y el título en 2015. Una selección que busca su tercera corona con jugadores cuyo turno ya ha pasado y en la que nos nuevos talentos no acaban de aportar lo esperado.
Camerún, actual campeona que doblegó a los siempre guerreros egipcios. Ekambi y Choupo Motin lideran a una Camerún un tanto irreconocible y que echará mucho en falta a Aboubakar que se pierde la competición por lesión. Entrenada por Clarence Seedorf, parecen haber perdido algo de físico en pro del juego. Siempre hay que respetar a Camerún, pero una lista con pocos nombres reconocibles y el curriculum del técnico holandés nos hacen dudar mucho de los 'Leones'. A pesar de ser los actuales campeones, su no clasificación para el mundial de Rusia, trastocó mucho los planes de la selección subsahariana.
Una de mis dos grandes apuestas para este torneo, más allá de los favoritos Egipto y Senegal, es Nigeria. las 'Águilas' vienen demostrando que quieren recuperar un trono que se les niega desde 2013. La anterior victoria en 1994 dejó casi 20 años de sequía para una selección que quiere estar ahí y que casi siempre trae grandes nombres. Con un reciente mundial más que decente y en el que casi elimina a Argentina, jóvenes jugadores viene a esta edición con hambre de títulos. Un plantel con Samu Chukwueze, Iwobi, Musa, Ighalo, Etebo, Obi Mikel, Ndidi y Awaziem tiene muchas papeletas de poder dar una grata sorpresa a sus paisanos y al mundo. Una plantilla con jugadores que se mueven bien en la lucha y con garra para perseguir la consecución de sus objetivos. Una gran mayoría de jugadores Premier garantiza un ritmo endiablado en los partidos de esta selección. Nigeria, una de las tapadas sin duda.
Si una de mis apuestas para el tapado es de la África subsahariana, para encontrar la otra hemos de viajar al norte del continente. Marruecos, que no hizo un gran mundial, está asentando las bases de lo que puede ser una generación espectacular. En la clasificación para Rusia vimos que en el continente le puede hablar de tú a tú a cualquiera, sin complejos. El Nesyri, Amrabat, Fajr, Ziyech, Achraf, Benatia, Belhanda y un largo etc. forman un equipo de jóvenes que ya van dando el salto a Europa porque su nivel individual se lo permite. En temas colectivos quizá les falte un poquito de unión ya que hay jugadores de ligas muy diferentes y normalmente nacidos en otros países, por lo que el arraigo es complicado, no obstante, cuando estos chicos se ponen a jugar, juegan mucho. Desde luego, mi otro tapado para esta edición. Infravalorada Marruecos por mucha gente.
El resto de equipos van a tener serios problemas a la hora de medirse a cualquiera de los países mencionados. Argelia se quedó en nada a pesar de ese gran tridente formado por Mahrez, Brahimi y Slijmani; el resto del equipo es bastante flojito.
Marega puede hacer muchos goles con Mali, bien acompañado por Adama Traoré, Djenepo y Kouyaté (no confundir con el de Senegal, este juega en el Troyes) pero sin mucho más trasfondo. El grupo es sencillo, pero en los cruces finales lo tendrá complicado contra los cocos del continente. Lo mismo le pasa a Túnez, con la que comparte grupo. El papel de los tunecinos en el mundial fue tan deficiente que no ponemos muchas esperanzas en el conjunto del norte más allá de la fase de grupos.
Mencionar únicamente dos grandes ausencias, desde mi punto de vista. Zambia, un equipo que venía haciendo las cosas bien (de hecho, ganó a Marruecos el sábado 2-3), que no clasificó para el mundial de milagro tras quedar por detrás de Nigeria y quedando por delante de Camerún y Argelia en su grupo. Ya ganó esta competición en el 2012 contra la gran Costa de Marfil de Drogba y se hace extraño que no hayan conseguido clasificar para esta edición, Quedó a un punto de la clasificación en un grupo con Guinea Bissau, Namibia y Mozambique.
La otra gran ausencia será Burkina-Faso. Subcampeón en 2013 y tercero en 2017 era otra selección que venía haciendo las cosas muy bien. Superada por Angola y Mauritania se quedó fuera de esta edición contra todo pronóstico por tan sólo dos puntos.
Repasados los equipos más importantes de esta competición que arranca en Egipto este viernes 21 de junio, sólo queda sentarse a disfrutar. ¿Veremos el nacimiento de un nuevo Eto´o? ¿Jugará la competición el nuevo Drogba? ¿Asistiremos al nacimiento de una nueva dinastía del fútbol africano? ¡Lo veremos!
El favorito para muchos es el anfitrión: Egipto. Los faraones cuentan en sus filas con un muy motivado Salah que viene de ser campeón de Europa con el Liverpool y que quiere agrandar su papel de leyenda del fútbol egipcio en esta competición en la que no ha demostrado mucho todavía. Si bien es cierto que la relación de Egipto con esta competición es idílica, domina el palmarés con 7 títulos (a destacar el tricampeonato de 2006, 2008 y 2010) y el capítulo de participaciones con hasta 23, en los últimos años, la selección del norte de África no acaba de dar con la tecla. Se quedó a las puertas en 2017 tras perder la final por 2-1 ante Camerún. Ahora, los 'Faraones' tienen una oportunidad de oro para resarcirse de esa final perdida en esta edición que juega en casa.
Sadio Mané, la otra estrella africana del Liverpool, tendrá el peso en sus hombros de liderar a una Senegal hasta una victoria que le ha sido esquiva desde tiempos inmemoriales. La relación de Senegal con la competición continental siempre ha sido complicada. Lo más cerca que han estado del título fue con aquella maravillosa generación en el 2002, aquellos jugadores, con Diouf a la cabeza (otro senegalés del Liverpool), perderían la final contra Camerún en penalties, sin embargo se desquitaron con un gran mundial (en aquel entonces, la Copa de África se jugaba en enero). Difícil empresa para una selección que no tiene la costumbre de ganar, pero Mané (que por amonestaciones se perderá el primer partido del grupo) no está sólo: Keita Baldé, Sarr, los hermanos N´Diaye, N´Doye, Kouyaté, Gueye, Niang y Koulibaly forman un equipo que puede dar la campanada.
Por su parte, Ghana, equipo siempre complicado por el carácter que le imprime al desarrollo del juego, quizás venga un poco peor de lo esperado. El batacazo de no poder clasificar para el mundial de Rusia de 2018 provocó un relevo generacional en el que quedan muy poquitos jugadores veteranos, teniendo una edad media que ronda los 26 años. El problema de fondo es que los jugadores que tiene en equipos de primer nivel parecen estar un escaloncito por debajo de sus rivales. Agyepong, Agbenyenu, Wakaso, Atsu, Dwamena o incluso Thomas Partey no han demostrado ser los jugadorazos que parecía que iban a ser, ojo, no son malos, pero están un poquito por debajo de las expectativas. Tienen una excelente oportunidad en este trofeo para que cambie la concepción que tenemos de ellos. Estrán bien acompañados por Gyan y los hermanos Ayew.
Costa de Marfil tiene el mismo problema que Ghana. Se acabó hace no mucho una generación ganadora y que va a ser terriblemente complicado que se vuelva a dar. Tampoco clasificó para el Mundial de Rusia y parece una selección en reconstrucción, pero a diferencia de Ghana se resiste a dejar marchar a los antiguos ídolos y sigue apostando por los Bony, Zaha, Doumbia, Salomon Kalou Gervinho o Aurier apoyados por nuevos talentos como Seri, Kesie o Pépé. Una selección que ya tocó techo con el subcampeonato en 2012 y el título en 2015. Una selección que busca su tercera corona con jugadores cuyo turno ya ha pasado y en la que nos nuevos talentos no acaban de aportar lo esperado.
Camerún, actual campeona que doblegó a los siempre guerreros egipcios. Ekambi y Choupo Motin lideran a una Camerún un tanto irreconocible y que echará mucho en falta a Aboubakar que se pierde la competición por lesión. Entrenada por Clarence Seedorf, parecen haber perdido algo de físico en pro del juego. Siempre hay que respetar a Camerún, pero una lista con pocos nombres reconocibles y el curriculum del técnico holandés nos hacen dudar mucho de los 'Leones'. A pesar de ser los actuales campeones, su no clasificación para el mundial de Rusia, trastocó mucho los planes de la selección subsahariana.
Una de mis dos grandes apuestas para este torneo, más allá de los favoritos Egipto y Senegal, es Nigeria. las 'Águilas' vienen demostrando que quieren recuperar un trono que se les niega desde 2013. La anterior victoria en 1994 dejó casi 20 años de sequía para una selección que quiere estar ahí y que casi siempre trae grandes nombres. Con un reciente mundial más que decente y en el que casi elimina a Argentina, jóvenes jugadores viene a esta edición con hambre de títulos. Un plantel con Samu Chukwueze, Iwobi, Musa, Ighalo, Etebo, Obi Mikel, Ndidi y Awaziem tiene muchas papeletas de poder dar una grata sorpresa a sus paisanos y al mundo. Una plantilla con jugadores que se mueven bien en la lucha y con garra para perseguir la consecución de sus objetivos. Una gran mayoría de jugadores Premier garantiza un ritmo endiablado en los partidos de esta selección. Nigeria, una de las tapadas sin duda.
Si una de mis apuestas para el tapado es de la África subsahariana, para encontrar la otra hemos de viajar al norte del continente. Marruecos, que no hizo un gran mundial, está asentando las bases de lo que puede ser una generación espectacular. En la clasificación para Rusia vimos que en el continente le puede hablar de tú a tú a cualquiera, sin complejos. El Nesyri, Amrabat, Fajr, Ziyech, Achraf, Benatia, Belhanda y un largo etc. forman un equipo de jóvenes que ya van dando el salto a Europa porque su nivel individual se lo permite. En temas colectivos quizá les falte un poquito de unión ya que hay jugadores de ligas muy diferentes y normalmente nacidos en otros países, por lo que el arraigo es complicado, no obstante, cuando estos chicos se ponen a jugar, juegan mucho. Desde luego, mi otro tapado para esta edición. Infravalorada Marruecos por mucha gente.
El resto de equipos van a tener serios problemas a la hora de medirse a cualquiera de los países mencionados. Argelia se quedó en nada a pesar de ese gran tridente formado por Mahrez, Brahimi y Slijmani; el resto del equipo es bastante flojito.
Marega puede hacer muchos goles con Mali, bien acompañado por Adama Traoré, Djenepo y Kouyaté (no confundir con el de Senegal, este juega en el Troyes) pero sin mucho más trasfondo. El grupo es sencillo, pero en los cruces finales lo tendrá complicado contra los cocos del continente. Lo mismo le pasa a Túnez, con la que comparte grupo. El papel de los tunecinos en el mundial fue tan deficiente que no ponemos muchas esperanzas en el conjunto del norte más allá de la fase de grupos.
Mencionar únicamente dos grandes ausencias, desde mi punto de vista. Zambia, un equipo que venía haciendo las cosas bien (de hecho, ganó a Marruecos el sábado 2-3), que no clasificó para el mundial de milagro tras quedar por detrás de Nigeria y quedando por delante de Camerún y Argelia en su grupo. Ya ganó esta competición en el 2012 contra la gran Costa de Marfil de Drogba y se hace extraño que no hayan conseguido clasificar para esta edición, Quedó a un punto de la clasificación en un grupo con Guinea Bissau, Namibia y Mozambique.
La otra gran ausencia será Burkina-Faso. Subcampeón en 2013 y tercero en 2017 era otra selección que venía haciendo las cosas muy bien. Superada por Angola y Mauritania se quedó fuera de esta edición contra todo pronóstico por tan sólo dos puntos.
Repasados los equipos más importantes de esta competición que arranca en Egipto este viernes 21 de junio, sólo queda sentarse a disfrutar. ¿Veremos el nacimiento de un nuevo Eto´o? ¿Jugará la competición el nuevo Drogba? ¿Asistiremos al nacimiento de una nueva dinastía del fútbol africano? ¡Lo veremos!
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