La noticia está ahí. No hay telediario ni periódico que no se haya hecho eco del peligroso y delicado momento por el que Neymar está pasando. El que fuera el fichaje más caro de la historia, con la astronómica cifra de 222 millones de euros, ha pasado de ser uno de los mejores jugadores del mundo, a no estar ni en las quinielas para la terna del balón de oro. Es más, para muchos, ya no es ni el mejor del PSG.
No ha mucho, allá por la primavera de 2017, un chaval de 25 años recién cumplidos deleitaba al mundo tirando de un Barcelona que venía de perder 4-0 en octavos de la Champions hasta una remontada por 6-1. Ese partido fue el punto de inflexión de un futbolista que era muy bueno, por no decir extraordinario. En ese partido, el joven astro brasileño, el destinado a recoger el relevo de Messi, superó al mismísimo 10 y fue el gran protagonista de una de las mayores gestas deportivas de la época, dejando las polémicas arbitrales a un lado. Ese día, Neymar se ganó un sitio entre los grandes. Era una realidad, el que marcaría las pautas del deporte del balón tras el mandato de la dualidad Messi-CR7.
Dos años más tarde, Neymar es más famoso por sus líos extradeportivos y por sus lesiones que por su fútbol. Se ha convertido en un jugador que gusta ver cuando está bien pero que pocos estarían dispuestos a fichar y pagarle el salario que pide. Líos de faldas, extrañas ausencias para ir a celebrar eventos familiares, estrafalarias fiestas de cumpleaños que se hacen públicas, lesiones que no paran, una espectacular colección de exageraciones en las caídas que se acaban convirtiendo en memes y peleas y discusiones con compañeros hacen que uno de los mejores futbolistas de la década se esté viendo cada día más sólo y cada día más prescindible.
Las cualidades de Neymar para jugar al fútbol no las vamos a descubrir ahora, pero es un jugador que se está estancando. Su fichaje por 222 millones de euros no auguraba en ningún momento que la situación fuese esta tras dos años en París. No ha disputado cuartos de final de la UEFA Champions League con la elástica parisina debido a que estaba lesionado y su equipo fue eliminado en octavos estos dos últimos años. Dos lesiones prácticamente idénticas y que le darán más problemas en el futuro. Con todo y con eso, va a la convocatoria de Brasil y hay cuatro noticias a destacar: Neymar está recuperado y llega a la convocatoria de Brasil, a Neymar le tiran un caño en un entrenamiento y lanza al suelo al chaval que lo hace, Neymar se compra un helicóptero y Neymar involucrado en la denuncia de un grave delito. ¡¡Menuda espiral!!. Cierto que los periódicos muchas veces no ayudan, con informaciones falsas o regodeándose en la mierda de los demás, pero no contento con toda esta situación de crispación, en un amistoso contra Catar, se vuelve a lesionar y se perderá la Copa América. Ya sea por eventos fortuitos o porque este chico no está centrado, lleva dos años que no da pie con bola, nunca mejor dicho.
Neymar Jr. tiene ya 27 años y el próximo febrero cumplirá los 28, la edad con la que Ronaldinho dejó el Barça y casi hasta el fútbol. No digo que tenga que ser lo mismo, pero el dato es curioso. Neymar se está convirtiendo en un jugador de riesgo. ¿Sobrevalorado? quizá dentro de unos años si sigue así. La realidad es que el PSG no le ha puesto precio, pero los grandes equipos de Europa parecen decididos a apostar por otros jugadores que no les supongan un desgaste semejante en lo extradeportivo y máxime, cobrando lo que cobra.
Neymar está viviendo en una jaula de oro, que sí, que es de oro, pero también es una jaula. Y su actitud hace que ese oro se vaya convirtiendo en latón. Parece que se niega a madurar y a centrarse, y es una pena, porque es muy bueno. Se le están escapando trenes que no van a volver por la edad que tiene el futbolista: Fichar por el Madrid, volver al Barça, jugar en la Juve, ganar otra Champions o liderar a su país hasta otro gran éxito deportivo parecen metas cada vez más inalcanzables para un talento que se va marchitando poco a poco en la Ligue 1 y no debido al bajo nivel de una liga poco competitiva precisamente.
Pero ojo, no es menos cierto que hablamos de Neymar. Un jugador que cuando está bien es una maravilla, un jugador que lo tiene en sus manos. Un jugador por el que algún equipo pueda apostar una última vez y revertir esta tendencia. Al fin y al cabo, como dicen, es un jugador que se amortiza el solo por lo económico y el marketing que conlleva, pero ojo, hay que jugar para que eso ocurra.
La etiqueta de sobrevalorado es injusta si no tenemos en cuenta lo que se ha pagado por él y lo que cobra, pero lo que es cierto es que el rendimiento esperado está muy lejos de ser el real. Sin embargo, capacidad tiene y de sobra para ser el mejor del mundo. Para ser un juguete roro es joven todavía, pero tampoco tiene 25 años. Por eso me tengo que quedar con un gran ¿a qué esperas?. 27 años dos años perdidos es compatible, pero nos vamos a ir poniendo un poquito las pilas. A Neymar le quedan, si todo va como tiene que ir, mínimo, 8 años de gran fútbol. Por eso, hay que despertar. Hay que volver a ser el de 2017, ese jugador por el que se pagaron 222 millones. En el PSG o fuera, pero hay que recuperar a este futbolista como sea.
Neymar no puede esperar más por un tren que está pasando ahora, porque el tren de salir del PSG está pasando, y el de llevar al PSG a la cima, también, aunque éste último parece que está saliendo ya de la estación.
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