Todos, en función del equipo del que somos hinchas y principalmente de la edad, tenemos un partido guardado en la retina y que jamás olvidaremos. La final del Liverpool contra el Alavés, el 7-3 del Madrid al Eintracht, la Recopa del Barcelona contra el Fortuna y muchos más; sin embargo, en el Mundial de México de 1970 se vivió un partido que sería catalogado como el mejor partido del S.XX., y aunque pueda parecer exagerado, fue un partido genial.
Para la novena edición de la Copa del Mundo de Fútbol, la sede elegida fue México. El Mundial de México '70 es considerado uno de los mejores mundiales de la Historia. Hechos como el que ningún jugador fue expulsado, que las semifinales estuviesen formadas por cuatro de los cinco ganadores previos, la consagración de la Brasil del '70 y la presencia de jugadores como Pelé o Beckenbauer ayudaron a que México se recuerde como el mejor Mundial de la Historia. Sin embargo, uno de los hechos más destacados, por los que este Mundial si se hizo famoso antes de finalizar, ocurrió el 17 de junio en el Estadio Azteca.
La que a la postre sería recordada como la todopoderosa Brasil del '70 ya esperaba en la final cuando Alemania Federal e Italia se disponían a comenzar su semifinal en Ciudad de México. Alemania venía como un rodillo, una potente selección con jugadores como Beckenbauer, Müller, Uwe Seeler o Berti Vogts había superado la fase de grupos con un pleno de victorias fundamentadas en 10 goles a favor y cuatro en contra; ni Perú, ni Marruecos, ni Bulgaria fueron freno para un rodillo alemán que se deshizo de la vigente campeona del Mundo, Inglaterra, en cuartos de final. Por su parte, la Azurra, había hecho valer el único gol que consiguió anotar en fase de grupos ante Suecia. Sendos empates a cero contra Israel y Uruguay les clasificaron como primeros de grupo (recordemos que por aquel entonces, las victorias eran dos puntos y no tres), pudiendo deshacerse de México sin mayores problemas por 4-1 en cuartos de final.
Las diferentes trayectorias de uno y otro equipo hacían presagiar una final Alemania vs Brasil. Pelé contra Beckenbauer, pero el gol de Boninsegna en el minuto 8 de partido pilló a los teutones con el pié cambiado. Alemania se consideraba superior, y se hizo con el control del partido. Un rodillo que no dejaba respirar a los italianos, pero su férrea defensa, por todos conocida, repelía una y otra vez los intensos ataques de una selección que veía como se acababa el tiempo.
No fue hasta el minuto 90 cuando Schnellinger empujaba a la red un gran centro desde la banda izquierda. El partido se iba a la prórroga y los italianos no se lo creían. Beckenbauer, atado como si de un secuestro se tratase, se mantenía en el campo con una luxación de hombro debido a la falta de cambios. El 'cuatro' arengaba a los suyos con el ejemplo de fortaleza alemana. Esa actitud y la euforia por haber conseguido el empate hizo que los alemanes fuesen a por el partido, sin embargo, Italia, en un cambio total de mentalidad y con el paso al frente de jugadores como Gianni Rivera y Luigi Riva, se fueron a por el partido, dominando a Alemania en varias fases de la prórroga.
El partido se convirtió en una batalla de resistencia; cual dos púgiles sin guardia contestando todos los golpes, el partido se volvió loco. Con la euforia del empate aun vigente, en el minuto 94, Gerd Müller puso el marcador 2-1 para los alemanes. Cuatro minutos tardó Italia en contestar con el gol de Burgnich, el central del Inter de Milán. Italia siguió peleando, y antes de hacer la pausa en el intermedio de la prórroga, en el minuto 104, un genial control y extraordinario recorte dentro del área permitían a Riva poner el 3-2. Se paraba la prórroga de forma momentánea para el cambio de campos. Alemania no tiraba la toalla, y en el minuto 110, el de casi siempre, 'Der Bomber' Müller, tras un barullo dentro del área, ponía el empate a tres tras un cabezazo. Sin embargo, con Italia siempre en la lucha y sin retirar la cara, Gianni Rivera, pondría el definitivo 4-3 tras rematar una gran jugada por la banda izquierda tan sólo un minuto más tarde.
Italia se hizo con el mando del partido y agotó los 9 minutos restantes de prórroga para llegar a la final contra Brasil. Todos sabemos lo que le supuso a Italia este terrible esfuerzo y la goleada que un Brasil histórico le endosó, pero lo vivido aquella tarde de junio en el Estadio Azteca se recuerda hoy en día con una placa conmemorativa que nos recuerda cuál fue el mejor partido del siglo XX: El Partido del Siglo. Un 4-3 en el que se anotaron 5 goles en la prórroga.
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