Una de las sorpresas más notable de la última edición de la Copa del Mundo que se celebró el pasado verano, por lo menos para un servidor, fue leer la lista de convocados de la selección alemana y no encontrar el nombre de Leroy Sané. El joven extremo del City se quedaba en tierra y no disputaba la competición, corta competición en le caso alemán, más importante del mundo a nivel fútbol.
Joachim Löw, un entrenador que va perdiendo caché con el paso de los años, decidió que Sané no tenía sitio en una selección que pide una renovación a gritos. Al igual que España en su día, se fue al Mundial, tras ganarlo, con los de siempre, es decir, cuatro años más viejos y con una mala disposición al cambio. El joven extremo alemán se quedó en casa sin entender muy bien el porqué de esa decisión.
Sané estaba jugando bien en el City, era uno de los jóvenes con más proyección de la Mannschaft, pero le tocó quedarse en casa. El ridículo alemán en el Mundial fue sonado. El sonido del batacazo se oyó en todo el mundo. El país era un clamor. En la Nations League había que dar una cara ganadora. La redención o la vergüenza. No había opciones. Y a pesar de no haberlas, otro batacazo, no se consiguió lavar la imagen dada en el Mundial, siendo la primera selección en descender. La renovación era muy necesaria.
El cómo Löw esta llevando la renovación de Alemania es un tema en el que no quiero entrar en profundidad porque daría para otro artículo, pero la lógica indica que no es la mejor forma de renovar, ya no sólo el plantel, si no también los ánimos, el optar por descartar y apartar jugadores que, aunque nos puedan gustar más o menos, han sido y son historia viva de la selección teutona.
Sin embargo, en este proceso de renovación hemos encontrado un hueco en el que las cosas si cuadran. La entrada de jóvenes jugadores como Sané, Gnabry, Nico Schulz, Klostermann o Havertz le da una edad media a la plantilla que hace soñar con que volver a reinar es posible. Unos jugadores jóvenes que, jugando en las mejores ligas del mundo y con muchísimo talento, le dan a esta selección un empaque que le ha permitido luchar de tu a tu e incluso ganar a una Holanda que les ridiculizó hace un par de meses.
El trabajo de todos estos nuevos jugadores que han ido entrando es maravilloso, pero el de Sané brilla con luz propia. Quizá su status y su rendimiento en un equipo como el Machester City le den unos galones que casi todo el mundo respeta. Junto con Gnabry, dos piezas fundamentales de la recuperación alemana, aunque insisto que Sané tiene un papel un poco más decisivo. Resumiendo, Sané ha callado a Löw, le ha mandado a la cueva. Sus compañeros se fían de él y le buscan en el campo. No es el director de la orquesta, pero cuenta con el beneplácito de los Kroos, Kimmich, Neuer, Reus, etc.
Hablamos de que está tirando del carro un chaval de 23 años que lleva, contando este, 5 años en la élite. Sané firma su primer contrato profesional con el Schalke allá por 2014, en marzo más concretamente, y ese mismo año, un mes mas tarde, hizo su debut en Bundesliga. Sería el único partido que disputaría ese año, sin embargo, en la 2014/15, sus apariciones se incrementaron hasta en 14 ocasiones, en las que anotó 4 goles y se hizo con un sitio en el once titular. En la 15/16 es cuando la rompe con el Schalke, sus 10 goles y 7 asistencias en 42 partidos disputados con el conjunto de la Cuenca del Rhur llaman la atención de equipos como el Real Madrid, el Barcelona, el Chelsea o el City. La guerra por quedarse a Sané se redujo a dos pujas principales: la del Real Madrid y la del Manchester City. El conjunto 'sky blue' se llevó el gato al agua tras presentar una oferta de 45 millones de euros y siendo el traspaso de un jugador alemán más caro de la Historia en ese momento.
Su buen hacer en el Schalke no sólo le valió para dar el salto a la Premier, justo antes, se le abrieron las puertas de la selección para disputar la Euro 2016 con apenas 20 añitos y a pesar de que no tuvo muchas oportunidades, consiguió jugar un ratito de la semifinal con 20 primaveras. Por eso choca todavía más la inclusión de Leroy en la lista para el Mundial. Es cierto que ya había sido convocado por primera vez antes de la Eurocopa, en noviembre de 2015 jugó sus primeros minutos con la absoluta alemana.
Desde que llegó al City, el jugador alemán no ha hecho más que crecer futbolísticamente, convirtiéndose en un jugador de garantías y metiendo goles importantes. Sus números del año pasado son increíbles para un jugador tan joven: 14 goles y 19 asistencias en 42 partidos. No está todo hecho, queda muchísimo camino, hablamos de 23 añitos de jugador, pero los objetivos se van cumpliendo. Si Sané sigue a este ritmo, vamos a ver a un jugadorazo, y eso que ya es bastante bueno.
Leroy Sané, una realidad presente con una proyección envidiable, ¿acaso se puede pedir algo más?
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