Desde que allá por 2012 se anunció la medida por ,en su día, Michel Platini como presidente de la UEFA, no nos lo creímos mucho, a pesar de su implantación en 2013, ya que parecía una cosa utópica e imposible de controlar, pero 6 años más tarde ha llegado a ser toda una realidad para el Rubin Kazan.
El Fair Play financiero, tras modificaciones y apuntes, se implantó en 2013 y se puede resumir rápidamente mediante dos puntos básicos: primero, un equipo que clasifique a competición UEFA no puede tener deudas ni con entes tributarios, ni con otros clubes ni con sus jugadores. Además, en el segundo punto, los equipos deberán respetar el equilibrio financiero y en ningún caso gastar más de 5 millones de euros por encima de lo que gana en cada periodo de evaluación siendo este periodo los últimos tres años desde la evaluación. Evidentemente se puede bucear mucho más en tecnicismos de qué pasa con las aportaciones de socios o propietarios, los sueldos de los futbolistas o el cálculo porcentual de patrocinio ingresado para cuadrar las cifras, pero básicamente se resume en esos dos puntos.
En cada caso, estos puntos en los que se pueden bucear un poco más, son fundamentales pero individuales y circunscritos ya que cada club es un caso distinto; por ejemplo, no funcionarán ni habrá que evaluar los mismos puntos en un PSG o City, que son sociedades con una gran carga de aportación de propietarios, que en un Madrid o Barcelona, que son clubes puros, en el que los presupuestos son aceptados por su masa social.
Sea como fuere, tras dimes y diretes durante dos veranos con amenazas sobre el PSG o el City por la gran cantidad de dinero gastada (o invertida, según como se mire) y el lío con el Milán la pasada campaña (que si no hay inversor chino, que si sanción, que si no sanción, etc), muchos ya creíamos que esto del Fair Play financiero como que no funcionaba correctamente. Es indiscutible que lo pensábamos porque desconocemos los entresijos económicos de clubes ajenos al nuestro. Es decir, un socio del Real Madrid o del Barcelona conoce las cuentas de su equipo porque al ser 'propietario', por ínfimo que sea el porcentaje, tiene derecho a esa información, pero las cuentas reales, al céntimo, del PSG las saben las agencias tributarias que correspondan y el puñado de propietarios residentes en Emiratos Árabes, nadie más.
Dicho esto, la UEFA ha salido a la palestra para dejarnos con el miedo metido en el cuerpo. El Rubin Kazán tendrá un año de suspensión sin jugar ninguna competición europea en la que se clasifique durante las dos temporadas que vienen. Este año el Rubin Kazán no juega ninguna competición UEFA, pero su quinta posición en la liga rusa queda completamente invalidada para jugar la Europa League. Y si no acaba quinto, la sanción se guardará para el año siguiente. Es un muy dura sanción en mi humilde opinión, pero también entiendo que las normas están para cumplirlas. Y ojo, porque a lo mejor nos tenemos que retractar porque o bien el Rubin no lo ha hecho mal o bien la UEFA traga con otra jarana esperpéntica como con el Milán, aunque no es el mismo caso (aclarar que no tengo nada contra el Milán, contra las decisiones de la UEFA ya es otra cosa). En este segundo caso lo del Fair Play financiero ya sí que no se lo creería nadie.
La UEFA no ha dado los detalles exactos de en qué punto se ha cometido la infracción más allá de que la irregularidad tiene que ver con la documentación aportada de la temporada 2017/2018 en la que el ajuste económico no se corresponde con el firmado en el acuerdo de mayo de 2014. Esto quiere decir que da igual que hayas tenido dos años impecables y de saneo de club, como la líes en el tercero no hay cuartel, además de darnos a sobreentender que la sanción va asociada a una irregularidad en el punto 2 del resumen: el equilibrio económico.
Es cierto que siempre cabe un recurso ante el TAS, pero no olvidemos que hay una norma por aprobar encima de la mesa en el que al TAS se le quita el poder como organismo último de recurso. El Rubin Kazan tiene un problema serio. El Comité de Control Financiero de Clubes de la UEFA (CFCB) no ha tenido ni la más mínima piedad. No ha levantado ni un poquito la mano con un club relativamente modesto comparado con las grandes fortunas que mueven algunos equipos rusos y eso es un aviso para todos. Insisto que, al no conocer los detalles, a lo mejor ha hecho bien con la dureza de la sanción, pero hablamos de la segunda medida más dura de la lista (hay 9 medidas, desde una advertencia hasta la retirada de un título)
Se acabaron los créditos estrafalarios, los gastos sin sentido y las cuentas opacas, pero también se le va a poner freno a muchos clubes emergentes que no cuenten con un poder económico soberbio a las espaldas. La medida no es intrínsecamente mala, es más, yo diría que es buena, pero hay que aplicarla con cabeza. Recordemos que el Fair Play financiero se aplica en tema de deudas para los equipos que clasifiquen para competiciones UEFA, o eso pone en su primer punto, y el Rubin no era uno de esos, al menos este año. Con esto no digo que el Rubin Kazan no deba estar sujeto a esta medida ya que el Rubin suele ser habitual en competiciones UEFA, en la 2015/2016 fue la última sin ir más lejos y, además, debe cumplir un equilibrio económico establecido, pero si me gustaría reiterar que es un aviso para todos. El que lo haga mal, será sancionado, esto ya no es el cuento de la lechera, es una realidad, a no ser que la UEFA nos vuelva a decir que no iba en serio, que era una broma, como con el Milán
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