Es una cosa relativamente normal que tras una larga temporada de éxitos, los equipos tengan un pequeño bajón de rendimiento, pero lo de la Mannschaft es ciertamente extraño. Un equipo que hace un año y poco parecía imbatible ha quedado para el arrastre. ¿Se requiere una renovación? ¿los jugadores ya han dado lo que tenían? ¿Es el entrenador el culpable?... complicado contestar.
Hace cuatro años, Alemania sorprendió al mundo con una victoria histórica en el Mineirão. Pasaron los partidos y el nivel de Alemania se mantenía. Llegó la Eurocopa de 2016, en la que cayeron contra todo pronóstico, pero fue una eliminación contra la anfitriona y por dos liadas del portero Manuel Neuer, entra dentro de lo plausible. Se restaña la herida cuando el siguiente verano los chavales de la sub-21 se hicieron con la Eurocopa en una buena final contra España, pero no se quedó ahí, ya que su equipo B se hizo con la Copa Confederaciones sin mayores complicaciones.
Al acabar el verano de 2017, la Mannschaft era temible. Era un equipo a evitar. Como históricamente ha sido, Alemania es el equipo contra el que nadie se quería enfrentar. Una apisonadora tremendamente eficiente en la que lo que más importa es el colectivo, el escudo que se lleva delante es el protagonista por encima de los nombres que se llevan detrás. Una forma de jugar y entender el fútbol que ha hecho que una inmensidad de equipos, desde la Holanda del Fútbol Total de Cruyff hasta la Brasil anfitriona de Neymar, doble la rodilla. Un equipo que no da cuartel y que hay hacerlo perfecto para derrotarle.
El gen competitivo de esta selección ha hecho que se vean partidos impactantes, como el que se conoce como el Partido del Siglo en el Estadio Azteca contra Italia, y auténticos milagros, como el de Berna el el 54. Un gen que ha hecho que un pueblo destruido se haya recompuesto dos veces en tiempo record y eso lo llevan a todos los ámbitos sociales, incluido el deporte. Entonces, ¿qué está ocurriendo?, ¿cómo un equipo tan poderoso lleva un camino tan malo?
El rendimiento que han tenido muchos jugadores que levantaron la Copa del Mundo en 2014 es innegable. Kroos, Khedira, Schweinsteiger, Klose, Lahm, Neuer e incluso Müller o Boateng formaban un equipo muy serio pero hay que entender que los futbolistas van cumpliendo años, amén de otras circunstancias que hacen que un jugador rinda muy por encima de sus posibilidades (espíritu de grupo, mayoría de compañeros de club en la lista seleccionada, el arropo que produce ser el joven o recién llegado, etc.) o muy por debajo (el sistema elegido, compañeros que no comparten estilo, falta de apoyos para su puesto, etc)
La Mannschaft ha llegado a un punto de no retorno que va más allá de la eliminación del Mundial de Rusia; amistosos intrascendentes perdidos y la mala actuación en la UEFA Nations League han puesto a Joachim Löw en el alambre. Se la juega contra Francia, actual campeona del Mundo mañana. ¿Pero se le puede achacar toda la culpa al entrenador?
La pregunta tiene dos posibles respuestas: "Sí", como respuesta corta, o "no, pero..." como respuesta larga. A nosotros nos importa el "no, pero...". No hace falta ser el hombre más inteligente del mundo para entender que los entrenadores ni tan importantes son en el éxito global, ni tan culpables cuando la pelotita no entra. Existe un complicado equilibrio en el que hay entrenadores regulares que consiguen de manera resultadista que la pelota acabe en gol y fantásticos entrenadores que se hunden en el afán de mantener un estilo caduco o que no consiguen sacar todo el potencial de determinados jugadores.
Löw ha conseguido que jugadores como Müller, Boateng, Schürrle o Götze rindan a un nivel muy por encima de lo esperado. Campeones del mundo, jugando bien y siendo pretendidos por muchos grandes equipos, uno, hasta hace no mucho, con todas las papeletas para superar a Klose como máximo goleador de los mundiales, pero las cosas cambian, los rendimientos mejoran o empeoran, y como bien sabemos los españoles, morir con tus ideas supone precisamente eso: morir. Rectificar es de sabios, el cambio no es malo per se.
Digo esto porque no se entiende que un entrenador con la capacidad de gestión que ha demostrado con las diferentes convocatorias entre Mundial y Confederaciones, parezca tan incapaz de gestionar que esa selección B que ganó la Confe Cup entre en la selección A progresivamente.
Son los jugadores los que tienen que rendir para ganar, pero el entrenador es el que los pone. Decisiones como que Neuer sea titular por encima de un tal Ter Stegen, que Sané se quede en su casa para que juegue Goretzka o que no sepamos quién es Süle no ayudan al buen funcionamiento de la maquinaria teutona. Haber perdido un efectivo como Schweinsteiger no es una nimiedad; Kroos no puede dar su mejor versión sin el apoyo de la ex-figura del Bayern, tal y como pasa en el Madrid, Kroos necesita dos compañeros en medio campo para dar su 100%, Kroos no está para correr detrás de un adversario.. Müller tiene su rendimiento quemado, necesita un cambio, y ese cambio puede pasar por la competencia justa con Werner. Seguir esperando a Reus, que es un gran futbolista pero las lesiones le lastran, hace que la presencia de Brandt sea volátil. ¿Alguien sabe por qué Draxler no juega?. Los jugadores no están rindiendo pero Löw es el que elige a los que juegan.
Si los chavales lo hicieron increíble en 2017, tanto a nivel sub-21 como a nivel absoluta, hay que ponerlos, mucho o poco, pero hay que ponerlos. Los veteranos dan equilibrio pero se van agotando, un proyecto en torno a una selección necesita de una gestión de renovación brutal, las competiciones son cada 2 años, y el rendimiento y estatus de un futbolista puede cambiar en cuestión de meses. Por eso decimos que no toda la culpa es de Löw, hay jugadores que han bajado mucho su nivel como Müller o Boateng e incluso algunos desaparecidos como Götze, pero si es el culpable de que los que tienen que entrar a mejorar lo existente, no puedan.
La Mannschaft necesita una renovación urgente, aunque eso suponga un cambio de estilo, y eso pasa por la gestión de un seleccionador que está haciendo oídos sordos a las irrupciones de nuevos talentos. Si Alemania para ganar tiene que eliminar el viejo 4-4-2 para jugar con Sané y Draxler por las bandas con Werner en punta, que así sea. La renovación no pasa por meter a Kimmich de media-punta y mantener un ineficiente sistema para Werner porque es a lo que se juega con Müller.
Mañana es el Alemania vs Francia y el entrenador alemán se la juega. Los ánimos están caldeados en el país teutón y el deseo popular es claro y único: renovación. Veremos como encara Löw esta difícil etapa que se viene, si es que mantiene el puesto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario