jueves, 10 de mayo de 2018

GEORGE WEAH: DE BALÓN DE ORO A PRESIDENTE DE LIBERIA

Hoy os traemos una de esas historias de jugadores de los que todos hemos oído hablar. Una leyenda del fútbol que, sin haber hecho nunca grandes números, ha pasado a la historia como uno de los delanteros más letales que se ha podido ver sobre un rectángulo de juego, ¿por qué había ese miedo a George Weah?


En primer lugar empezaremos diciendo que, como dice el refrán, al César, lo que es del César. Y es que el jugador con origen de Liberia fue descubierto por el seleccionador camerunés Claude Le Roy que, curiosamente, compartía una buena amistad con Arsène Wenger, que allá por el año 1989 se encontraba entrenando al A.S. Monaco. Wenger, ese entrenador que nunca fue santo de mi devoción y que considero que ha dejado al Arsenal un escalón por debajo de lo que los londinenses merecían durante 19 de los últimos 20 años, ese mismo entrenador, es quien decide asumir el riesgo de traer a Europa, a la élite del fútbol mundial, a un jugador que estaba jugando al fútbol en Camerún. Si bien es cierto que el tiempo ha demostrado que lo de Wenger con Weah no fue un caso aislado de intuición pura de un entrenador, sino que, más bien, Weah ha sido parte de una larga lista de desconocidos a los que Arsène ha hecho debutar; la mayoría de ellos, sumamente alejados de las expectativas generadas en sus primeras apariciones.

Tras su etapa francesa, dónde llegó a jugar también en el PSG, los registros goleadores del liberiano no eran para tirar cohetes. A nivel estadístico no tiene mucho sentido hablar de Weah como LEYENDA. Y por eso, quizás, sea más leyenda que muchos otros. Porque un jugador de 0.51 goles por partido en su carrera, contando con las etapas de jugar Liberia y Camerún, es difícil de entender que consiga meter el miedo en el cuerpo del rival como lo hacía George. Y el porqué lo tenemos en su etapa del A.C. Milan. En el primer año que estuvo el equipo rossonero fue nombrado mejor jugador del mundo, recibiendo el premio del Balón de Oro, y siendo el primer (y único hasta la fecha) africano en conseguir este galardón. Era el año 1995 y Weah había conseguido con el Milan hacer 15 goles en 35 partidos. Esto requiere de dos lecturas fundamentales para entender como se explica que un jugador con esos números consiga ser nombrado el mejor del mundo.

Primero, Messi y Ronaldo nos han malacostumbrado. La cifra con las que un delantero era considerado importante en los años 90' rondaba los 20 goles por temporada...no los 60. Con 20 goles eras pichichi de cualquier gran liga de Europa. Ahora, por culpa de estos dos fenómenos, y fruto de la falta de un nivel defensivo como el que reinaba en los 90', nadie considera una cifra decente cualquiera que no sobrepase los 35. Por debajo de 35 goles por año eres un delantero mediocre; de nivel medio-bajo tirando a bajo. Morientes, jugando en el Real Madrid, ha sido máximo goleador de primera división con 18 goles. Kluivert con 21. Una época en la que la máquina inigualable de hacer goles, el delantero al que no veríamos superado en goles por temporada nunca más, el señor Alan Shearer que lo rompió en el Blackburn, estaba en 30 goles por temporada. Hasta 60...faltan otros 30. Y desde que Ronaldo y Messi deciden el 90% de los partidos de sus equipos con dobletes o tripletes, parece que las cifras que antaño se manejaban como válidas, hoy por hoy no lo son. En esta línea, podríamos argumentar con los números en la mano que se trata de una leyenda de barro, de un jugador famoso por su Balón de Oro siendo africano y por ser presidente de su país más que por jugar al fútbol. (rewind) (play) "presidente de su país". Si señores, George Weah es presidente electo de Liberia, marcando con su mandato la primera transición pacífica entre dos presidentes electos de distintos partidos políticos desde 1870. Como anécdota, sus principales medidas han sido reducirse el sueldo y el de su vicepresidente un 25% y reformó la constitución para que personas de raza blanca pudieran adquirir la nacionalidad de Liberia, así como la posibilidad de adquirir tierras en Liberia por parte de extranjeros. Lo que la constitución de Liberia reflejaba hasta entonces, en palabras del propio Weah, eran disposiciones "racistas e inapropiadas".

Segundo motivo para considerarlo el mejor del mundo en el año 1995. Porque sentó en el banquillo a un tal Roberto Baggio. Entre Weah, Marco Simone y Baggio se tenían que repartir dos puestos. ¿Por qué jugaba Weah? Porque sus 11 goles en liga fueron: Gol al Padova para ganar el partido, 2 goles a la Roma...para ganar el partido, un gol a la Juventus...para ganar el partido, etc... ese año, sus goles en la Serie A se los repartieron entre la Juventus, Roma, Lazio y Fiorentina. Es decir, marcando cuando había que marcar. George Weah generaba esa sensación de que, como el partido fuese importante, iba a aparecer. De una forma u otra, pero su actuación iba a ser fundamental en el desarrollo del encuentro. Por eso se le dio un Balón de Oro, porque por aquel entonces, para entregar este trofeo, se miraban cosas como esa. Los que lo pudimos ver jugar, sabemos perfectamente que se trató de un galardón bien entregado por, entre otras cosas, lo difícil que era marcar gol en Italia, y más a los equipos grandes. Y porque, como digo, entonces no había criterios tan sumamente estandarizados para entregar este trofeo individual. Hoy por hoy, se miran títulos colectivos (cosa que no entiendo si se trata de un premio individual) y números/estadísticas. Pero la estadística dice que si le metes 5 goles a la Cultural Leonesa en Copa y 1 gol al Getafe en Liga, llevas una racha de 3 goles por partido. Con todos mis respetos hacia todos los rivales, quiero que un jugador le gane partidos al Real Madrid, al Barcelona y al Atlético de Madrid en España o, como hizo Weah, a la Juventus, Roma, Lazio y Fiore en Italia. 

En resumen, un delantero al que, si no lo has visto jugar, es difícil que te llame la atención dados sus números, pero con unas cualidades para este deporte espectaculares: fuerza, velocidad, golpeo de balón con ambas piernas, regate...lo tenía todo. Con todo eso, asustaba. Contra defensas de un nivel que hoy no hay, fue capaz de lograr centrar en él la total atención de los mismos y, con todo y con eso, ser el máximo goleador de su equipo con 11 goles contra las mejores defensas de la liga. Una LEYENDA con todas las letras.

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