jueves, 8 de febrero de 2018

¿SE DEBE SANCIONAR A PIQUÉ?


Se abre el debate. Sobre la mesa, un gesto, digamos, poco apropiado. Políticamente incorrecto para con la grada de Cornellà-El Prat, que viene precedido de una serie de insultos bidireccionales entre la afición perica y el central del FC Barcelona. Pero, dicho gesto, ¿debe ser merecedor de una sanción? Ahora lo veremos...
Dentro de este charco en el que yo solito he decidido meterme, creo que la mejor manera de no perdernos en los argumentos que pueda haber a favor o en contra, de la sanción, de la no sanción, etc... lo mejor será explicar que voy a empezar por los argumentos "pro-sanción", seguiré con los "anti-sanción" para terminar con mi conclusión personal acerca de la que se ha liado con el gesto en cuestión, intentando dejar a un lado los sentimientos que me genera el personaje Gerard Piqué, dado que, a la persona que hay detrás del personaje, no la conozco, aunque no me cabe duda de que es una gran persona y mejor amigo.

Empecemos por los "pro-sanción". Está claro que, cuando un jugador se dirige a una grada rival desde el verde, no es, precisamente, para declarar su respeto y admiración por la afición de un equipo enemigo. Los jugadores de fútbol deben de ser capaces de realizar su trabajo al margen de lo que ocurre a su alrededor, porque, aunque el ruido exterior no te afecte, a los que generan dicho ruido si que les afecta el más mínimo estímulo que los provoques desde el césped, tanto para lo positivo como para lo negativo. Y estamos hablando de un caso en el que, por desgracia, ha sido el propio jugador el que ha iniciado todo desde fuera del campo, con declaraciones políticamente inoportunas, que no venían a colación de ninguna pregunta y con el único fin de calentar el ambiente antes de un partido liguero y tras haber eliminado a dicho rival de la competición copera. Dejando a un lado esa desafortunada virtud del central catalán que le impide cerrar la boca hasta cuando gana, lo cierto es que el reglamento de la International Board, en su regla número 12 "Faltas y conducta incorrecta", indica que "Se deberá amonestar a un jugador por:

•  trepar a las vallas perimetrales y/o acercarse a los espectadores de una manera que suscite problemas de seguridad,
•  gesticular o actuar de forma provocadora, irrisoria o exaltada,
•  cubrirse la cabeza o la cara con una máscara o artículos,
•   quitarse la camiseta o cubrirse la cara con ella."

Y, como bien sabemos, cada acción independiente conlleva su sanción particular. Es decir, si un futbolista hace dos entradas consecutivas de amarilla, aunque en la primera se dé la "ley de la ventaja" deberá ser expulsado por doble amarilla y no por roja directa. O si un futbolista, por la euforia del momento, decide quitarse la camiseta y, si ella, trepar las vallas perimetrales de una manera que suscite problemas de seguridad, deberá ser expulsado por doble amarilla, una por cada una de las infracciones reflejadas en  el reglamento. Si lo aplicamos a este caso, las palabras previas al partido, unidas al gesto de Piqué, suscitan un riesgo para la seguridad (primera amarilla) debido a lo exaltante que supone, para la afición rival, esa forma de actuar provocadora (segunda amarilla). Sólo en base a esto, deberíamos hablar de una sanción de un partido por la expulsión, como mínimo. 

Pasemos ahora a los argumentos "anti-sanción". Esto es fútbol, señores. Jueguen. Sin estos momentos, es cierto que el fútbol ganaría en tranquilidad pero...perdería su esencia. Es cierto que no es políticamente correcto, es cierto que a la afición que recibe el gesto de mandar callar le suele escocer bastante por lo que conlleva (acabas de recibir un gol que, por lo general, significa algo muy negativo para tu equipo, si no, carece de sentido la celebración, bien sea un empate o un gol que te pone por detrás en el marcador). Porque el fútbol está inventados para que haya piques, valga el juego de palabras. Es cierto que el bueno de Gerard Piqué genera debate de un modo gratuito que, por lo general, incomoda a propios y a extraños y que, sin necesidad de crear esa polémica, otros que sí que han sido grandes de verdad, también hicieron el famoso gesto. Cantoná, Raúl o Henry (en su etapa en el Barcelona) también lo hicieron sin necesidad de "pre-cocinarse" el gesto con comentarios fuera de lugar. Tampoco vamos a descubrir nada si decimos que Piqué no va a pasar a la historia por como juega al fútbol (esta expresión no pretendo que sea un eufemismo de malísimo, pero es cierto que no estamos hablando de Beckenbauer) sino más bien por la capacidad que tiene para encender a la grada rival. En eso sí que es un maestro a la altura de muy pocos. Guti o Balotelli (en su etapa en el AC Milan) han sido de los pocos que considero a su altura en cuanto a "bocachanclismo" se refiere. Pero estamos hablando de si lo que hizo merece sanción deportiva o no. Y si no mezclamos conceptos y nos quedamos con la parte meramente deportiva, he de decir que se trata de fútbol, y que con una amarilla por "actuar de forma provocadora" en la celebración del gol, va que chuta.

Y por terminar, mi conclusión. NO ES SANCIONABLE. De hecho, la resolución de ayer por la tarde del Comité de Competición así lo ratifica. Aunque, por lo general, no soy nada amigo de los futbolistas que generan tensión gratuita, y me parezca que, hoy por hoy, habría que empezar a pensar en como poner coto a ciertas actitudes (como las de Piqué, Costa, Luis Suarez o Cristiano Ronaldo), lo cierto es que no es un gesto que, a lo largo de la historia, se haya visto como punible por parte del Comité de Competición y, que lo haga Piqué, por mucha polémica que haya generado previamente, por muy poco acertado que haya podido estar, lo cierto es que forma parte del fútbol y se debe asumir como tal. Porque, sinceramente, creo que sancionar algo así crea un precedente peligroso a la hora de pensar en como celebrar un gol y, además, convertimos en mártir a quién está deseando serlo...

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