sábado, 10 de febrero de 2018

LA INCOMPRENSIÓN DE LA ASISTENCIA FALLIDA



Es más que evidente que lo que mueve el fútbol son los goles. El gol es el fútbol en su esencia. Un partido sin goles tiene ese extraño sabor a soso. Un empate es un empate, pero igual que un 3-3 es un partidazo, un 0-0 es un 'psché'. El gol lo define todo en el fútbol pero nadie piensa en como se consiguen dichos tesoros que se celebran con toda la alegría que llevas dentro.


Hay mil y una formas de conseguir anotar un gol, desde un penalty hasta un chut desde el centro del campo que revienta la escuadra, pero me gustaría detenerme el gol que viene precedido de una asistencia. Al igual que el gol es el niño bonito de nuestro deporte, la asistencia es la gran incomprendida. Si un jugador consigue dar una asistencia espectacular se le alaba y sube a los cielos, pero por muy espectacular que sea el pase, si no acaba en gol siempre se oye ese famoso:"¡¡Vaya mi***a!! ¡tenia que haber tirado él!". Y pregunto yo:¿cuál es la diferencia entre ambos sucesos?. Fácil, única y exclusivamente que el receptor de la asistencia no ha conseguido mandar el balón al fondo de las mallas. ¿Entonces de que estamos hablando?

Con muchísima frecuencia decimos que el asistente no tiene carácter para ser líder ya que se asusta delante del portero y no se atreve a tirar, por eso se la deja al goleador. La realidad es bien distinta. El asistente tiene que ser el que más sangre fría ha de tener. Necesita esa pausa para levantar la cabeza, ver al compañero que entra en una posición mejor que la suya (o peor pero con menos adversarios alrededor) y ponerle el balón en condiciones óptimas para que éste la empuje. Hay que ser muy bueno y controlar muy bien los 'tempos' del juego. Pero esto tiene un inconveniente y muy claro además. ¿Que ocurre cuando se la hechas a un tío que se ha puesto las botas al revés? que no sirve para absolutamente nada. 

Puedo comprar, relativamente, el argumento de que un gran asistente tiene que saber a quién se la echa, pero es preferible intentar una asistencia, aunque sea improbable que finalice con éxito, que jugártela tu sabiendo que no va a acabar en nada ya que vas sin fe ni ganas porque sabes lo que va a ocurrir. 

Hay una frase que es muy famosa en varios deportes: Un gol hace feliz a una persona, una asistencia a dos. Pero el problema viene cuando no acaba en gol. Juzgar a un delantero por el número de goles tiene un sentido, pero juzgar a un pasador por el número de asistencias exitosas es un poco absurdo ya que no depende de él en exclusiva. Cuando una asistencia es mala y el delantero falla por ello lo decimos, decimos que vaya pase tan malo,  incluso si la asistencia es mala pero el delantero consigue embocar la pelota decimos que vaya pedrada, pero es raro ver alabar al asistente, si bien es cierto que cada vez ocurre más, cuando intenta una gran asistencia, acabe en gol o no.

La asistencia fallada no queda en los números de ningún lado. Ser un jugador con una capacidad de pase extraordinaria da lo mismo si los delanteros son unos 'troncos'. Es una de las situaciones mas injustas del fútbol. Sólo nos acordamos del que asiste cuando la jugada acaba en gol y ese pase que es medio gol, lo es y lo seguirá siendo ya remate bien o mal el delantero.

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