Samuele Longo es un delantero centro puro, '9 de área' como se suele decir, que empezó su carrera en el Inter de Milan. Cuando uno dice que ha jugado en el Inter, el Espanyol de Barcelona, vuelta al Inter, y además titular de la selección sub-21 de Italia...¿podría servir como aval para argumentar que ha tenido una carrera futbolística reseñable? Por lo general sí, pero no es el caso...
Estamos hablando de un delantero centro que vive por y para el gol. Con unas condiciones físicas bastante destacables (185 cm de altura, fuerte, buen tren inferior) y unas cualidades técnicas acordes a su rol en el campo. Digamos que, desde mi punto de vista, un delantero centro ha de tener un primer toque genial y un segundo toque...innecesario. El '9 de área', si toca dos veces seguidas el balón es para fallar o regalarla al contrario. Y, englobado dentro de este argumento, las cualidades técnicas con el balón, podrán ser un añadido, una asignatura optativa de la carrera de '9 rematador', pero nunca una troncal. No es necesario saber regatear para saber rematar.
Dicho esto, Samuele Longo entra dentro de ese grupo de delanteros centros clásicos, tanques, de un sólo toque. De esos que en Italia hemos tenido a patadas en los últimos 20 años. Luca Toni, Gilardino, Pazzini, Paloschi, etc...unos más altos, otros más bajos, pero todos fuertes por arriba, fuertes a la hora de bajar al barro y con esa letal pegada al primer toque que recuerda al mordisco de una serpiente. Cuando quieres saber que ha ocurrido, el rival está celebrando el gol del jugador que, no sabes muy bien como, ha metido la pierna, la cabeza, la rodilla, la mano (casos se han dado), el hombro, la nariz, etc... para empujarla dentro. Todos ellos son discípulos de Inzaghi (del bueno, de Filippo), como éste lo fue de Ravanelli, y a su vez éste último de Paolo Rossi. Todos convivieron con sus maestros y aprendieron bien de él. Es una de las tradiciones italianas que tanto nos gustan como la de los centrales contundentes en el más amplio sentido de la expresión o los "segundos delanteros". Es increíble ver como se traspasa de una generación a otra un mismo sistema de juego sin que este varíe un ápice. Al margen de que te guste o no ese tipo de juego (en mi caso, no me gusta en absoluto) es digno de mención que un país tenga un sistema de practicar un deporte tan sumamente arraigado y marcado en todos los jugadores de dicha nacionalidad, sin importar la generación a la que pertenezca.
Por supuesto que siempre viene algún filósofo del fútbol a intentar que Italia juegue a dominar desde la posesión con Montolivo y Aquilani en el centro del campo, pero eso es tema a tratar en otro artículo. Volviendo a Samuele Longo, tenemos a un delantero centro que, lejos de poder pertenecer al CCI (Club de las Carreras Invertidas) pertenece más bien a ese otro grupo de jugadores de los que hablaba en el artículo del enlace. Ese grupo de señores que deberían pedir responsabilidad civil por daños y perjuicios e, incluso, penal por estafa, a quien les dijo que podían dedicarse a la práctica de este deporte. En el anterior artículo, dije no querer señalar a miembros pertenecientes a este grupo de damnificados por alguien que los dijo que valían para lo que no, pero desde entonces vengo dándole vueltas a como plasmar, sin herir sensibilidades, la existencia real de este tipo de jugador: el que nunca lo debió haber sido. Porque suena tan duro, que parece más fácil o cómodo pensar en que se trata de una exageración del que escribe estas líneas, que eso no existe, y que todos los jugadores, a lo largo de su carrera, en algún momento, debieron demostrar algo para estar ahí. Espero que, cuando acabéis de leer este artículo, lo veáis más claro.
Empezamos en el Inter, dónde después de un par de partidos en toda la temporada 11/12, es cedido al Espanyol de Barcelona para el año siguiente. Con los "pericos", (recordemos que juega de 'empujagoles') se marca un total de 3 goles en 21 partidos disputados en la 12/13. El año siguiente, jugó 3 partidos con el Hellas Verona durante una cesión de 6 meses (en Italia se permiten este tipo de cesiones) en el cual marcó un gol. Su único gol de todo el año, dado que luego, salió cedido al Rayo Vallecano dónde no marcó en ninguno de sus 9 partidos disputados con el equipo de Vallecas. A continuación, el Cagliari decidió apostar por un chaval que, nadie sabe porqué, era el titular de la selección sub-21 de Italia. Apostaron fuerte por él. Le dieron 29 partidos (27 de Liga y 2 de Copa). 2 goles. En todo el año. Pero el momento que marca un antes y un después, con el que hace historia el bueno de Samuele es con la temporada 15/16. En su cesión al Frosinone, acabó el año con 0 goles en 19 partidos. ¿0 goles? Sí, 0 goles.
Es cierto que, desde que desembarcó en la 2ª división española, ha rendido por encima de lo esperado al ver sus inicios como futbolista, con 14 goles el año pasado en el Gerona, y 9 en 16 partidos éste año en el Tenerife, parece que Longo puede todavía callarme la boca y demostrar que sirve para este deporte. Pero mucho queda. Que 23 goles en dos años (84 partidos si contamos que, en 2ª división son 42 partidos por temporada) no son una cifra para darle ningún contrato multimillonario. Pero, por lo menos, parece querer ser futbolista.
Y acabo con la reflexión que da título al artículo: No solo de constancia vive el futbolista. Es cierto que la lucha que está mostrando Longo es digna de admirar y de premiar de alguna manera, pero quien le dijo que valía para jugar al fútbol fue alguien muy cruel. Porque para dedicarse profesionalmente a esto hace falta más. Desde mi punto de vista, e insisto que espero que me corrija con sus actuaciones, (cosa que haré públicamente cuando así ocurra), pero dudo mucho que vaya a llegar a más. Un futbolista que, por suerte, pocos palos se ha llevado para las estadísticas que muestra su carrera y que, puede dar gracias de no haber sido engañado en un Barcelona, Bayern, Real Madrid o Juventus. O, si no, que le pregunten a Rubén, canterano del Real Madrid, cuando se le cambió contra el Sevilla. ¿Mala gestión del entrenador? Sí. Desde el momento en que tuvo la feliz idea de que el chaval valía para el puesto de central en un Real Madrid.
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