viernes, 26 de enero de 2018

PABLO HERNÁNDEZ, CUANDO TU PAÍS TE DA LA ESPALDA



En multitud de ocasiones hemos visto como un país da un giro de 180 grados en su estilo de juego para conseguir unos objetivos que se le resisten año tras año, es una cosa lógica y normal, pero lo que no es menos cierto es que un cambio radical en el estilo siempre deja a gente por el camino y en las cunetas, ya que tantos años de preparación a ese juego hace que muchos futbolistas se queden huérfanos de estilo, comenzando así, la llamada diáspora.


Pablo Hernández es uno de los jugadores que tuvo que sufrir esta circunstancia. Es cierto que probablemente sólo los de mi generación y los socios del Valencia sepan de quién estoy hablando. Aunque muchos empezarán a acordarse de él a medida que continúe con el artículo. Un extremo derecho de 20 años, rápido, con buen golpeo de balón y un regate algo más que aceptable, llamaba a las puertas del Valencia allá por 2005. Era la época dorada de los 'Reyes', los 'Vicentes', los 'Joaquines', etc. España tenía una espectacular cantera de extremos. En Europa si eras español y jugabas de extremo eras socio del club de los grandes jugadores por pleno derecho (equivocación que nos llevó al cambio de estilo). Pablo no pudo convencer a Quique Sanchez Flores y si le unimos el fichaje de Joaquín por el Valencia, ya se sabía que Pablo tenía que salir si quería progresar y salió cedido a cambio de 1 millón de euros al Cádiz y al Getafe.

Pablo regresa a casa tras dos muy buenas temporadas en Cádiz y Getafe pero por el camino ha ocurrido una cosa que nadie había predicho ni se imaginaban sus consecuencias, tanto buenas (que fueron buenísimas), como malas (se perdió un estilo de juego que daba mucho dinero en ventas de extremos al extranjero, amén de perder al extremo eléctrico español en su máximo esplendor). En la fase de clasificación para la EURO 2008, España se jugaba la clasificación a vida o muerte contra Dinamarca. Luis Aragonés, seleccionador de aquella época, decidió cargarse a los extremos (Joaquín y Vicente) para meter a los ya famosos 'chiquititos' y comenzar un nuevo estilo en la selección llamado 'tiqui-taka' que nos ha hecho campeones de todo.

Los extremos empezaron a perder valor, pero a pesar de esto, de la competencia con Joaquín y de la crisis vivida el año anterior con la salida de Quique, y la 'liada' de Koeman (aunque ganó la Copa, eso no se lo puede quitar nadie), de la mano de Unai Emery y asociándose con Villa, Pablo consiguió no pocas cosas en Mestalla, pero los extremos ya no estaban vistos igual que antes y Silva o Mata le pasaban por la derecha constantemente. En 2009 fue convocado para la selección, pero todos nos dimos cuenta que en este nuevo juego no había lugar para un extremo de nivel medio-alto, si Joaquín no jugaba en la selección, Pablo no lo iba a conseguir (y digo ser titular, no hablo de ir convocado para dar relevo a los titulares). Cuando Joaquín se marchó a Florencia en 2011  para intentar encontrar un fútbol que premiase a los extremos fue cuando Hernández consiguió la titularidad en el equipo 'Ché'. 

Un año duró en Mestalla el bueno de Pablo de títular. Sin Villa, Mata, Silva, y demás, Pablo no consiguió erigirse como la nueva cabeza visible del Valencia y salió rumbo Inglaterra, tierra de extremos. ¿El problema? el Swansea. ¡Mira que hay equipos en Inglaterra!... Que sí, que era el 'Spanish Swansea', que sí, que ganaron una Copa de la Liga, ¿pero alguien me explica por qué un jugador internacional, con experiencia en Champions, tiene el caché tan bajo como para ir al Swansea?. En Gales no encontró su sitio; dos años, 57 partidos, 5 goles... y con las mismas que había llegado, cogió el petate para irse al Al Arabi de Catar e irse cedido al Al-Nasr de Emiratos Árabes al año siguiente, fuera absolutamente de la posibilidad de que un equipo grande siga su progresión.

En 2015 el Rayo de Paco Jémez intenta armar un equipo de viejas glorias que, por 'h' o por 'b', no han conseguido sus objetivos en Inglaterra. Junta a Pablo Hernández con Javi Guerra y Bebé. Ese año, el Rayo acaba descendiendo. El rendimiento de Pablo está muy lejos de lo esperado y aunque no llega a jugar en segunda en España, ya que sigue perteneciendo al Al Arabi, se vio obligado a hacerlo en Inglaterra tras ingresar en 2016 en su actual equipo: el Leeds United. En Yorkshire, al extremo de 32 años las cosas le van como su carrera, ni fú ni fá. Alterna grandes goles de falta y partidos relativamente buenos con auténticos números ocultismo, desapareciendo por completo. 

Que pena de futbolista. A mi personalmente, cuando era un adolescente, me parecía un jugadorazo, pero hay cosas irremediables. Malas decisiones más allá de que tu país renuncie a los extremos. A veces falta fuerza y garra para revertir una situación, salir huyendo rara vez es la mejor opción, y así nos lo ha demostrado el bueno de Pablo. Aún así, desde aquí le deseamos toda la suerte del mundo a un jugador que nos hizo vibrar en aquel Valencia mágico, a un jugador que era un auténtico dolor de cabeza para Barcelona y Real Madrid, y a un jugador que podría haber hecho muchísimo mejor las cosas.  


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