miércoles, 10 de enero de 2018

JOSÉ RODRIGUEZ: CUANDO EL POTENCIAL SE ACABA


Hoy escribiremos sobre un jugador que apuntaba muchísimo, que parecía llamado a grandes cotas dentro de este deporte y que, sin embargo, como ocurre, por desgracia, en tantos otros casos, se quedó por el camino. No voy a negar que es duro hablar del final de una carrera con sólo 23 años y la primera idea era haberlo introducido en la sección ¿A QUE ESPERAS? pero, una vez reflexionado, creo que no reflejaría fielmente la realidad, ni sería honesto conmigo mismo, esperar aún algo relevante de este chaval con, eso sí, una muy curiosa historia...
José Rodríguez Martínez (1994) se formó en las categorías inferiores del Real Madrid. Desde muy pequeño destacó por su visión de juego, su capacidad para colocar a sus compañeros, y su gran golpeo de balón. Tenía muchas virtudes, pero su obsesión con jugar de cierre por delante de la defensa, unido a un físico que, sin ser inexistente, dista bastante del de un atleta, no fueron un obstáculo hasta que dio el salto al primerísimo nivel. Y es que, en algunas ocasiones, los defectos de un futbolista no se hacen patentes hasta que ya es demasiado tarde para ponerles remedio. A pesar de todo, su debut con el primer equipo del Real Madrid, de la mano de José Mourinho, fue bastante prometedor. Incluso hizo un gol, demostrando maneras, contra el Alcoyano en la Copa del Rey de la temporada 2012/2013 con, tan solo, 18 años. Había muchas esperanzas puestas por parte de la parroquia blanca en este joven centrocampista que había encandilado a un entrenador considerado entre los más exigentes del mundo. Tras aquello, entró a formar parte fija del Real Madrid Castilla (Mourinho lo subió desde el juvenil A) con esa generación del Castilla de los Jesé, Morata, Lucas Vázquez, Nacho, etc...dirigida por Alberto Toril. En el Castilla jugó, mucho y bien. Con cada pequeña (y contadísima) participación en el primer equipo, su valoración se seguía disparando y muchos ojos empezaron a estar pendientes de su evolución...quizás demasiados.

Es entonces cuando la maquinaria del Real Madrid, en cuanto a política de promoción de chavales se refiere, entró en funcionamiento. Se pensaba que iba a ser un claro de cesión, maduración, encumbramiento en un equipo de categoría intermedia entre Castilla y Real Madrid, y asentamiento definitivo en la primera plantilla del club blanco. Al igual que ocurrió con Casemiro, se esperaba de José Rodríguez que, en un equipo como el Deportivo de La Coruña, equipo al que salió como cedido, su rendimiento fuera lo suficientemente espectacular como para plantear la duda sobre si debía de hacérsele un hueco en la primera plantilla al año siguiente. Pero no fue así. Si bien es cierto que con lo ocurrido después, se dificulta bastante el sostener este argumento, creo que ceder a un mediocentro de 19 años a un equipo en demolición (dado que no se puede hablar de "reconstrucción" cuando aun hoy sigue cuesta abajo y sin frenos) como aquel Deportivo de La Coruña fue un error. Fue mandar a un becario a poner orden. A gobernar lo ingobernable. Un reto que, por imposible, hace injusta la valoración que se pudiera hacer del éxito/fracaso del futbolista en aquella temporada. Y este argumento lo mantengo, pese a los bandazos posteriores del jugador, los cuales, carecen ya de cualquier tipo de justificación. Pero, de cara a la política de cesiones de un equipo grande, a la hora mirar por el desarrollo de una joven promesa, hacen falta cambios drásticos. No se puede entrar en la dinámica del mejor postor (bien sea en dinero o en minutos para el chaval) sin plantearse antes, aunque sólo sea un segundo, si las cualidades del equipo que recibe la cesión son favorables para el chaval. Por descontado, a un chaval al que le está costando aceptar la disciplina de ser un profesional, cederlo al Milan de 2011 (Cassano, Balotelli, Ronaldinho, Robinho, Niang, etc...), pues como que no le va a hacer ningún bien. Pero, dejando a parte esta obviedad, creo que si ampliamos un poco más el círculo de este argumento, tampoco parece muy beneficioso, por mucho que se espere del chaval, hacerlo titular de un equipo desguazado, en plena descomposición, y pedirle que lo meta en Europa. Incluso pedirle que, con ese ambiente, intente siquiera rendir correctamente, ya me parece una utopía.

Pero, a partir de aquí, hablar de José Rodríguez es hablar de decisiones, cuanto menos, raras. El Real Madrid le ofrece renovar para seguir en el Castilla un año más, "empezar de 0" y olvidar lo ocurrido en el Deportivo, al fin y al cabo, sigue teniendo 20 años, edad límite pero válida para tener otra oportunidad desde el principio. Hasta aquí la cosa iba bien. Pero entonces, el bueno de Jose decide no renovar con el Madrid, hacer las maletas y probar suerte en la liga...¿turca?. Así es. Aunque es verdad que firma por el Galatasaray, no es menos cierto que se trata de un equipo, casi igual de desguazado que el Deportivo, pero con la presión constante de ganar la liga y medio-rendir en Europa. Y es Turquía. Que si aquí pensamos que se lapida a los jugadores por fallar...pero bueno, para allá que se fue. 

De repente, en un conato de lucidez, José Rodríguez intentó redirigir su carrera hacia las cotas a las que estaba llamado desde el principio, dejó la aventura turca para otra ocasión, y se fue a probar suerte a la Bundesliga, a un equipo de media tabla para abajo, sin grandes aspiraciones (más allá de mantenerse en primera) como el Mainz. Con 21 años estaba, no donde tenía que estar, pero si un poco más cerca de lo que lo estaba 3 meses atrás. 6 meses duró en la senda correcta. A los 6 meses salió cedido a un equipo que, si el Deportivo o el Galatasaray estaban desguazados, hablar del Málaga es hablar de la decadencia de un proyecto fallido. Hacía tres años que Baptista, último reducto del Euro-Málaga había dejado el club tras habérsele propuesto, por parte de la directiva, una renovación a la baja del 80%. Desde entonces, José Rodríguez, Sandro y Peñaranda habían sido lo más parecido a una incorporación decente hasta la fecha. Más por la falta de experiencia que por falta de calidad, se veía venir de lejos que nuestro protagonista estaba empecinado en retomar el drama de carrera que había quedado en pausa tras abandonar Turquía. Y así fue. Tras 6 meses en el más absoluto de los anonimatos en Málaga, volvió este verano al Mainz desde dónde, lejos de intentar relanzar su carrera por enésima vez, decidió buscar una salida. Pero con esta hoja de servicio a sus espaldas, las puertas que con 23 años (y su calidad) se deberían abrir de par en par, estaban cerradas bajo 7 llaves. Tanto es así, y tal fue la tozudez del chaval por buscarse las habas en otro sitio, que acabó saliendo el 5/9/2017, fecha en la cual, los mercados de las grandes ligas ya están cerrados.

¿A dónde fue? Al Maccabi de Tel-Aviv. Equipo que, actualmente, milita 4º en la liga israelí de fútbol y que está dirigido por un maestro en el arte de no poder con la presión, en este caso, de un apellido: Jordi Cruijff. Así es amigos, José Rodríguez está jugando en el Maccabi de Tel-Aviv dónde, al parecer, está disfrutando de nuevo del fútbol.

Dicho esto, creo que no hace falta explicar por qué no creo que José Rodríguez sea un jugador al que esperar. Si, tiene 23 años y, sí, es muy bueno. Pero creo que un jugador de su edad y su calidad, cuando decide irse a Israel en vez de intentar sacarse las castañas del fuego en un Mainz no tiene mentalidad de futbolista de gran nivel. Ni siquiera de medio nivel. Que no estamos hablando del Bayern, el Barcelona o el Real Madrid, dónde siempre habrá alguien más bueno que tu...que hablamos, con todos los respetos, del FSV Mainz 05. Como dije al principio del artículo, tenía la intención, al plantearme escribirlo, de incluirlo en la sección de los jugadores que deben empezar a espabilar, pero una vez reflexionado, me parece que la decepción supera con creces a la expectativa. Y por ello, José Rodríguez tiene el dudoso honor de encabezar nuestra sección: ¿QUE FUE DE...?

No hay comentarios:

Publicar un comentario