Dentro del saco de nombres de futbolistas que se nos pueden venir a la mente para responder a la pregunta "¿y que pasó con...?" hoy le ha tocado a Óliver Torres. Y no por considerarlo como un miembro por derecho del CLUB DE LOS OLVIDADOS, sino más bien, por estar esperando a las puertas del mismo a que lo dejen pasar, mientras todos lo animamos a que busque otra "panda de amigos" con la que pudiera estar más a gusto, no hablamos de que vaya a ser una leyenda, pero si que tiene opciones, todavía, de ser recordado como un buen futbolista...pero el tiempo sigue pasando y, no lo olvidemos, el arroz se pasa.
Promesa entre promesas del fútbol español, ese es el primer tren que ya ha perdido. Jugadores como Isco, Thiago o Denis Suárez lo han pasado por la derecha. Parece que, con este artículo, podríamos estar exagerando, pero no olvidemos que, hace 5 años, se consideraba a Óliver como un jugador con el mismo futuro por delante que Isco y Thiago, y por encima del potencial de Denis. En aquella sub-21, eran los tres titulares, y Denis, el suplente de éstos. Huelga decir que aquel momento ya pasó y que el caché de Óliver ha perdido enteros desde entonces.
Actualmente, juega en el Oporto, dónde está realizando una campaña discreta, habiendo jugado 10 partidos entre las tres competiciones que disputa su equipo (Liga, Taça y Champions). En Liga son 6 de 11, y en Taça 2 de 2, y en Champions 2 de 5. Con un porcentaje del 50%, sin lesiones de relevancia, siendo Portugal, con todos mis respetos hacia el fútbol luso, son datos muy pobres para una futura estrella. Dentro de estas cifras, y como argumento para el optimismo, cabe destacar que lleva 5 asistencias de gol en los 10 partidos disputados, 0.5 asistencias/partido es un dato al alcance de pocos jugadores. Sin ir más lejos, un contrastado asistente puro como Mesut Özil, lleva 3 asistencias en 10 partidos de Premier, por ejemplo. Por cosas como ésta, sigo creyendo que, a pesar de que, en mi opinión, ha perdido ya el tren de las "superestrellas" mundiales, hay madera suficiente para alcanzar cotas más altas de las que se presuponen a un jugador que sólo juega la mitad de los partidos de su equipo en una liga de segundo nivel en Europa. Por lo general, de un jugador con esos datos de participación, diría que nos encontramos ante un claro caso de techo futbolístico en la carrera del deportista. Pero me niego a pensar que sea el caso.
Si entramos a analizar el juego de éste mediocentro, nos encontramos con un jugador que tiene una visión de juego y un juego en corto con el balón que sobrepasa la media de los buenos mediocentros que hay dispersos por el viejo continente. Y por juego en corto entiendo tanto la combinación con compañeros a corta distancia como el regate en una baldosa. Óliver Torres es un jugador con mucho fútbol en sus pies. Y, una vez dicho esto, no queda más que entrar a valorar su gran lastre: el físico. A pesar de la evolución física notable de éste jugador, sigue siendo un mediocentro muy "blandito" por definirlo con correción política. Pocos jugadores he visto sobre el verde con menos predisposición a meter la pierna, a ir al choque o a buscar un balón, sin más. Si el balón no le va al pie, no tiene recurso alguno para disputarlo. Además de ser una falta patente de físico, añadiría también que se trata de una gran falta de actitud. Porque el Óliver que empezó en el Atlético de Madrid tenía la excusa de no tener capacidad física para disputar ningún balón, pero no compro que, éste Óliver no sea capaz de pelear ningún balón. Porque poco tiene que ver el Torres actual con el que se fue de España. Y, hoy por hoy, considero que hay más de falta de actitud que de físico aunque, siendo coherente con el título del artículo, no vayamos a pensar tampoco que se ha puesto como un tanque porque no es así. Y eso sigue quedando patente en su tiro a puerta. Falta fuerza en todos sus golpeos y eso dificulta el poder mostrar el buen trato de balón que tiene. Es uno de esos jugadores que, si marcan un gol es porque ha dado un pase a la red y, al contrario que otros jugadores propensos a ese tipo de acciones (como Kroos, máximo exponente de marcar goles dando pases a la red), no es un recurso voluntario dado que no hay otro. Además, y por seguir incidiendo en los problemas físicos del jugador dada su posición, el hecho de que se le haya salido varias veces un hombro, hace que, psicológicamente, sea aún más complicado asumir que en determinados balones hay que ir al choque.
Conclusión: nos encontramos ante lo que parecía ser el inicio de una carrera brillante dentro del mundo del fútbol que ya no va a ser tal. Aunque con 23 años que tiene, nos parece un poco injusto (y mentira) decir que ya ha dado todo lo que tenía que aportar a este deporte, sin dejar de ser cierto que los días pasan, y los meses...y los años...y creo que estamos en un momento muy bueno para decirle a Óliver Torres: "Óliver, ¿A QUE ESPERAS?"
Conclusión: nos encontramos ante lo que parecía ser el inicio de una carrera brillante dentro del mundo del fútbol que ya no va a ser tal. Aunque con 23 años que tiene, nos parece un poco injusto (y mentira) decir que ya ha dado todo lo que tenía que aportar a este deporte, sin dejar de ser cierto que los días pasan, y los meses...y los años...y creo que estamos en un momento muy bueno para decirle a Óliver Torres: "Óliver, ¿A QUE ESPERAS?"
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