Un futbolista capaz de sublimar el arte de jugar con pausa. Demasiada pausa. Pero al que quitarle el balón es francamente complicado. No ha encontrado su hueco en el fútbol actual pero hoy, desde aquí, queremos recordar a ese mediapunta del Santos que consiguió que un servidor se preguntase cuántos goles de Neymar, realmente, eran fruto de la calidad de la definición y cuales se debían a la maestría del pase recibido. Hablamos de Paulo Henrique Ganso. Veamos un poco más en profundidad lo que fue (y es) este jugador y por dónde anda a día de hoy...
Paulo Henrique Ganso nació en un municipio del estado de Pará, en Brasil, en el año 1989. Salió de la cantera del Santos junto a Neymar, formando una curiosa dupla que traía de cabeza a todos los clubes del brasileirao y gran parte del resto de grandes del continente sudamericano. Una zurda exquisita y un regate brasileño, muy vistoso, muy estético, con más cercanía al "freestyle" que al fútbol real. Un control del balón sublime y un golpeo de balón, tanto de falta como en los desplazamientos en largo, corto, al hueco, absolutamente alucinante. Un '10' clásico de los que parecían no quedar. Pero que se movía menos por el campo que Riquelme y Guti juntos. Rara vez utilizo la expresión "vago" para referirme a un futbolista profesional, por el simple hecho de lo que cuesta llegar hasta ahí y que, con el simple talento, me parece casi imposible conseguirlo. Casos hay a lo largo de la historia, y todos conocemos alguno, pero me parece tan complicado que no suelo definir a ningún jugador como "vago" bajo el único argumento de que, por lo menos, está ahí. Pero en este caso no me queda más remedio. No existe otra explicación. Un jugador con la calidad de Ganso no puede haber pasado por Europa como una maleta si no fuera por la desgana absoluta que parece cogerle todo el cuerpo. Una pena. Como digo, el Santos que llega a la final de la Copa Intercontinental contra el FC Barcelona, partido en el que dicen que Neymar decidió fichar por el Barcelona, era un Santos dónde Ganso y Neymar jugaban para que los otros 9 jugadores del equipo presionaran y no estorbaran. Esa era la táctica del equipo paulista. Un Santos que, además, contaba con nombres de sobra conocidos como: Rafael (portero que militó en el Napoles), Alex Sandro (Juventus), Danilo (Oporto, Real Madrid, M. City y Juventus), Felipe Anderson (Lazio y West Ham), Elano (M. City) o Keirrison (el fallido fichaje del FC Barcelona). Todos jugadores que habían demostrado un gran nivel en Brasil y que, algunos de ellos, consiguieron después rendir a bastante buen nivel en Europa. Y una de las dos grandes estrellas de ese equipo, al que se consideraba, como mucho, un escalón o dos por debajo de Neymar (recordemos, el futbolista de los 222 millones), era Ganso. Tenía que venir a Europa y tenía que triunfar aquí.

Pero, a pesar de todo, y tras su vuelta a Brasil (al Fluminense en esta ocasión), ha recuperado una versión más cercana a su mejor nivel. Un mediapunta que siempre recordaré por su trato al balón. Jamás he visto a un futbolista tratar al balón con tanta dulzura. Su toque de balón nos hace pensar que el esférico fuese de porcelana y se fuese a romper. Como un conservador de museo trata a una obra de arte. Y sé que los amantes de ese estilo de fútbol que busca "descoser" la pelota no terminaran de entender ésto como una virtud. Y probablemente, a tenor del resultado en su carrera, no lo sea. Pero de una manera u otra, en serio, ver jugar a Ganso (cuando está inspirado) es muy bonito. Es ese 'jogo bonito'
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