jueves, 7 de mayo de 2020

PAULO HENRIQUE GANSO: DIFÍCIL JUGAR MEJOR TAN DESPACIO



Un futbolista capaz de sublimar el arte de jugar con pausa. Demasiada pausa. Pero al que quitarle el balón es francamente complicado. No ha encontrado su hueco en el fútbol actual pero hoy, desde aquí, queremos recordar a ese mediapunta del Santos que consiguió que un servidor se preguntase cuántos goles de Neymar, realmente, eran fruto de la calidad de la definición y cuales se debían a la maestría del pase recibido. Hablamos de Paulo Henrique Ganso. Veamos un poco más en profundidad lo que fue (y es) este jugador y por dónde anda a día de hoy...

Paulo Henrique Ganso nació en un municipio del estado de Pará, en Brasil, en el año 1989. Salió de la cantera del Santos junto a Neymar, formando una curiosa dupla que traía de cabeza a todos los clubes del brasileirao y gran parte del resto de grandes del continente sudamericano. Una zurda exquisita y un regate brasileño, muy vistoso, muy estético, con más cercanía al "freestyle" que al fútbol real. Un control del balón sublime y un golpeo de balón, tanto de falta como en los desplazamientos en largo, corto, al hueco, absolutamente alucinante. Un '10' clásico de los que parecían no quedar. Pero que se movía menos por el campo que Riquelme y Guti juntos. Rara vez utilizo la expresión "vago" para referirme a un futbolista profesional, por el simple hecho de lo que cuesta llegar hasta ahí y que, con el simple talento, me parece casi imposible conseguirlo. Casos hay a lo largo de la historia, y todos conocemos alguno, pero me parece tan complicado que no suelo definir a ningún jugador como "vago" bajo el único argumento de que, por lo menos, está ahí. Pero en este caso no me queda más remedio. No existe otra explicación. Un jugador con la calidad de Ganso no puede haber pasado por Europa como una maleta si no fuera por la desgana absoluta que parece cogerle todo el cuerpo. Una pena. Como digo, el Santos que llega a la final de la Copa Intercontinental contra el FC Barcelona, partido en el que dicen que Neymar decidió fichar por el Barcelona, era un Santos dónde Ganso y Neymar jugaban para que los otros 9 jugadores del equipo presionaran y no estorbaran. Esa era la táctica del equipo paulista. Un Santos que, además, contaba con nombres de sobra conocidos como: Rafael (portero que militó en el Napoles), Alex Sandro (Juventus), Danilo (Oporto, Real Madrid, M. City y Juventus), Felipe Anderson (Lazio y West Ham), Elano (M. City) o Keirrison (el fallido fichaje del FC Barcelona). Todos jugadores que habían demostrado un gran nivel en Brasil y que, algunos de ellos, consiguieron después rendir a bastante buen nivel en Europa. Y una de las dos grandes estrellas de ese equipo, al que se consideraba, como mucho, un escalón o dos por debajo de Neymar (recordemos, el futbolista de los 222 millones), era Ganso. Tenía que venir a Europa y tenía que triunfar aquí.

Pero resultó que su falta de esfuerzo sobre el verde quedaba oculta tras el ritmo lento y falto de presión al que se juega en Brasil. Ganso es un futbolista capaz de hacerte mucho daño pero, antes, ha de recibir el balón y poder darse la vuelta con tranquilidad. Por supuesto, nada de balones al hueco ni de que el rival presione las líneas de pase. De ser así, Ganso no tocará un balón. Comentar ahora que le reconstruyeron el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda puede ser motivo de escarnio contra mi persona. "Como eres tan mala gente de llamar vago a un futbolista con semejante lesión en la rodilla". Pues porque no es ni el primero ni el último con esa lesión y porque, por mucho que se me intente justificar, lesiones de ligamentos más gordas hemos visto todos que, no lo niego, afectan a la velocidad, aceleración, etc. Pero no a las ganas de ir a por el balón. El menisco de Torres, por ejemplo, y sobre todo, las dos triadas de Ronaldo Nazario me darán la razón. Puedes no llegar igual de fresco al balón, pero el hecho de ni siquiera intentarlo no es por la rodilla. Todas estas explicaciones y justificaciones las doy para todo aquel que no hubiese visto al Ganso del Santos, porque el que lo hubiese visto, sabe de lo que hablo. Lo más que puedo admitir es que la lesión fuera agravante de una actitud que ya se podía intuir, pero nunca el motivo principal. Y soy consiciente de que el tono de mi discurso, hoy concretamente, parece más exaltado y faltón de lo habitual, pero es que de verdad que me da mucha rabia ver como se desperdicia un talento de semejante magnitud. En el año 2014, habiendo cambiado el Santos FC por el Sao Paulo, formó otra singular dupla con Alexandre Pato (otro gran talento desaprovechado), con el que pareció recuperar su mejor nivel. Esa mejora provocó que algunos equipos europeos se interesaran por él, siendo el Sevilla quién se lanzara a la piscina de ver que podía ofrecer Ganso en el viejo continente. Pero ocurrió lo previsible. La velocidad del fútbol europeo (a la que hay que añadir el nivel de presión, concretamente, del fútbol español) hizo que Ganso supiera, a los pocos meses de llegar, que éste no era su sitio. Desde luego, si pretendía seguir jugando a ese ritmo, no. De hecho, aquel Sevilla tuvo que contar con Nasri y Jovetic para que el juego del equipo cobrará "vidilla". ¡Nasri y Jovetic! Otros dos futbolistas conocidos por su intensidad sobre el campo...

Pero, a pesar de todo, y tras su vuelta a Brasil (al Fluminense en esta ocasión), ha recuperado una versión más cercana a su mejor nivel. Un mediapunta que siempre recordaré por su trato al balón. Jamás he visto a un futbolista tratar al balón con tanta dulzura. Su toque de balón nos hace pensar que el esférico fuese de porcelana y se fuese a romper. Como un conservador de museo trata a una obra de arte. Y sé que los amantes de ese estilo de fútbol que busca "descoser" la pelota no terminaran de entender ésto como una virtud. Y probablemente, a tenor del resultado en su carrera, no lo sea. Pero de una manera u otra, en serio, ver jugar a Ganso (cuando está inspirado) es muy bonito. Es ese 'jogo bonito'

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