lunes, 13 de enero de 2020

VENCER COMO SEA: ¿DE VERDAD VALE TODO?




Tras la victoria por penaltis en el día de ayer del Real Madrid frente al Atlético de Madrid en la Supercopa de España, el partido nos dejó una escena para la historia que nos viene muy bien para explicar por qué no es lo mismo jugar con el reglamento y al límite del mismo, que saltárselo sin que se penalice. Vamos a ver 5 casos de cada para intentar aclarar porque unos deben suponer motivo de indignación frente a los otros.

En primer lugar, no sería yo si dejara pasar la oportunidad de reflejar la incongruencia del presidente de la RFEF al poner el grito en el cielo con respecto a los partidos de liga en Miami, para luego llevarse la segunda competición (en orden de importancia) organizada por la federación a Arabia Saudí. Hay que tener muy poca memoria (y muy poco de otras cosas, también) para oponerse a los viajes de LaLiga a Miami por exceso de km en las piernas de los futbolistas, y que como expresidente de la AFE, no podía estar de acuerdo, mientras te llevas a 4 equipos (siempre mejor a 4 que a 2, ya puestos) a jugar a Arabia Saudí. Incomprensible.

Dicho esto, quiero empezar explicando un poco la diferencia entre jugar con el reglamento y saltárselo. Independientemente de que considero que no debería ser digno de loa, aceptar una sanción por infracción, porque dicha infracción es más beneficiosa que no hacer nada, no se puede considerar una irregularidad. Ni siquiera una injusticia. Por lo menos, mientras el reglamento siga como está. ¿"Juego sucio"? Sí. Por supuesto. Al igual que lo es la infracción cometida con ánimo de saltarse el reglamento. Este es el punto en común de ambos grupos por el que se tergiversan argumentos para poner al mismo nivel una cosa y la otra. Pero, mientras esté dentro de las normas, se reconozca, y se acepte de buen grado la sanción, tendrá siempre el matiz, sino de nobleza, por lo menos sí de legalidad frente al segundo grupo. Esto es algo que el propio Siemone sabe y que hizo que ayer, no pudiera sino felicitar a Fede Valverde por su acción. Del primer grupo tenemos varios ejemplos de situaciones que se dan en el fútbol a diario y que sí que podríamos utilizar para definir como "pillería", frente a la actitud fraudulenta del segundo grupo:

Primer grupo: "Pillería"

1- Roja para evitar un gol claro: Es lo que ocurrió con Valverde ayer. En el mundial de 2010, Luis Suarez sacó bajo palos un balón con las dos manos con idéntico resultado al que consiguió ayer Valverde con su acción. Cuando un portero es regateado, suele ser un recurso habitual. Una decisión muy díficil de tomar por la cantidad de consideraciones que hay que tener en cuenta en cuestión de décimas de segundo (marcador, minuto, tendencia del partido sobre quién está mejor en el campo,etc...)

2- Golpear al rival con el balón: Con el fin de provocar un córner, un saque de puerta, o incluso un gol, a veces se busca impactar violentamente el balón contra un rival a fin de evitar que consiga controlarlo. No es plato de buen gusto pero, en un libre indirecto desde dentro del área, por ejemplo, se puede buscar el golpeo directo con la intención de que, cualquier impacto, por pequeño que sea, en rival o compañero, de validez al gol. Por lo general, no son acciones que se sometan a tanto debate como la falta de ayer pero, en ocasiones, hay golpeos que sólo buscan forzar un saque de banda con más violencia que la patada de ayer.

3- Perder el tiempo en una puesta en juego: Al volver a poner el balón a rodar en la ejecución de una falta o un saque de banda, la tarjeta amarilla parece la única manera de conseguir que el jugador que tenga el balón en su poder reanude el juego efectivo. Dicha tarjeta se asume con normalidad porque el beneficio de la pérdida de tiempo con el marcador deseado siempre es mayor que el valor de una simple tarjeta amarilla. Es un tiempo que el árbitro debería descontar al final pero, como todos sabemos, nunca se hace.

4- Devolver el balón al rival, sí. Pero a su portero: Esto se hace siempre. Por parte de todo el mundo. Sin excepción alguna. Si el juego fue detenido para atender a alguien, cortando así un cotraataque claro, no sólo no se respetan las posiciones en las que se detuvo el juego (el equipo que tenía que defender el contraataque aprovecha el parón para recuperar la posición defensiva), sino que, además, si el balón estaba en las inmediaciones del área, NUNCA se le devuelve el balón al rival en esa zona. Ni cerca. Se pega un patadón que envíe el balón hasta los dominios del portero rival. ¡Y además se aplaude como gesto de deportividad! Porque todavía los hay que ni siquiera la devuelven. (Nota: la norma no exige la devolución. Por lo que no hacerlo formaría parte también de la "pillería". Dicha devolución se enmarca dentro de una serie actitudes y "normas no escritas" denominadas "juego limpio", dentro de la tradición de este deporte)

5- Buscar que el partido muera cerca de un córner: Esta, para mí, es la "peor" dentro de lo considerable como "pillería". Es cierto que no incumple ninguna norma y que, como todas las demás de este bloque, asume las consecuencias de lo que pueda ocurrir: no deja de ser difícil mantener el balón en 1 metro cuadrado mientras te lo intentan arrebatar entre 3 o 4 rivales. Las probabilidades de perder el balón o echarlo fuera son muy altas y, cuando ocurre y se pierde la posesión, el jugador no (suele, porque los hay que sí) protestar. Digo que la considero, personalmente, la "peor" porque supone el mayor ejemplo de no querer jugar. Sobre todo cuando se combina con pases en largo hacia atrás, incluso desde el centro del campo con el portero propio como destinatario. Digamos que, más que la "peor", es la que más consigue sacarme de un partido. Pero es válida.

Segundo grupo: "Actitud fraudulenta"

1- Jugar con las manos: Ejemplo claro y distintivo con respecto al bloque anterior. No se puede jugar con la mano, e intentar camuflar dicha extremidad cuando no se llega con ninguna otra parte del cuerpo para que el árbitro dude. Eso es una actitud fraudulenta. Es engañar para hacer creer que se está dentro del reglamento cuando no es así.

2- Lanzar objetos al campo: Con la intención de parar un partido por beneficio del resultado, hemos visto en un campo de fútbol de todo: balones, muletas, botellas, refrescos, cabezas de cerdo...¡hasta una moto entera! como ocurrió una vez en San Siro.

3- Caer lesionado fuera del campo y volver al rectágulo de juego rodando: La norma dice que un jugador lesionado que se encuentre fuera del rectángulo de juego no podrá ingresar de nuevo en el mismo sin la aprobación del colegiado. Cuando una caída se produce tan pegado a la línea que el jugador cae fuera, entrar rodando o "a gatas" en el campo para que el árbitro tenga que parar el juego, también es una actitud fraudulenta. No es "pillería", es infringir una norma.

4- Insultos, provocaciones y otras "lindezas": Parece que todos tenemos claro que al árbitro no se le insulta ni se le falta. Lo que parece que no lo tenemos tanto es que a los compañeros con los que estamos practicando deporte, tampoco. Me da igual el nivel de profesionalidad. Primero por decoro y saber estar, en cualquier caso. Y en segundo lugar, porque así lo marca la norma.

5- Convertir la lucha por un balón en un combate: La frase que define este tipo de actitud la hemos oído todos alguna vez en un campo de fútbol: "ESOS AGARRONES NUNCA SE PITAN". Y es cierto que, un agarrón de un defensa a un delantero con el que se está luchando por un balón dentro del área, rara vez se sanciona con un penalti. Pero un agarrón en el sentido opuesto, rara vez no sancionado como falta. Antes de nada, llevo años (y los que me quedan por como pinta la cosa) preguntándome por qué se considera al penalti como una infracción distinta de una falta, cuando el reglamento es claro: "un penalti es una falta dentro del área". Pero lo peor no es que no se tenga esto en cuenta por parte del arbitraje, sino que dicha laguna sí se tenga en cuenta por parte de ciertos jugadores que se aprovechan de ello. Evidentemente, no siempre les sale bien, en ocasiones se olvidan de disimular, y les pitan penalti. Suelen formar parte de este grupo los jugadores que, estadísticamente, más penaltis hayan cometido.

Espero que con estos TOPS, haya quedado clara la diferencia entre jugar con el reglamento y saltárselo de manera flagrante.

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