lunes, 4 de noviembre de 2019

NIKO KOVAC, EL PRIMERO EN CAER DE LOS GRANDES



Todas las apuestas indicaban que el primero en caer de los grandes sería Ole Solskjaer. Pochettino y Tuchel eran otros dos duros contrincantes para evitar que el técnico danés se llevase ese dudoso honor, y hasta Ancelotti, Zidane o Valverde están teniendo momentos de rumores, pero finalmente ha sido el técnico del equipo bávaro el primero en dejar su cargo.


No ha muchos días, el tabloide teutón  Bild indicaba en su sección de deportes que Mourinho estaba aprendiendo alemán y que toco apuntaba a que sería el sustituto de un Lucien Favre al que se le empieza a acabar el crédito en Dortmund. Es curioso que apenas una semana después de saltar esa noticia, sea Kovac, el técnico del equipo rival, el que haya sido destituido.

De momento no se ha dicho nada de Mou y el Bayern continuará con un interino, pero la realidad es que el Bayern hace mucho que se apartó del camino, no ya del éxito, sino del que le ha llevado a ser un equipo temido en toda Europa. No se puede decir que el Bayern no tenga éxito, las ligas que gana año tras año son un argumento irrebatible hasta el punto en el que la Bundesliga se ha convertido en algo tirando a aburrido tipo Ligue 1. En Champions tampoco le van mal del todo las cosas, su 2-7 a los Spurs de Pochettino y su liderazgo de grupo así lo demuestran, entonces... ¿Se ha despedido a Niko Kovak porque el Eintracht le ha metido cinco? (cosa que desde aquí siempre hemos dicho que es una auténtica barbaridad, el despedir a un entrenador por recibir cinco). La respuesta es un no rotundo. Niko Kovak ha perdido su puesto de entrenador del Bayern por muchos otros motivos que van más allá de la manita que le endosó el Eintracht.

El Bayern, tras sus años dorados, en la década de los 80 y 90 sufrió un cambio radical a la hora de buscar la forma de ganar. Se convirtió en un equipo de jugadores mandados por jugadores. Los entrenadores eran elegidos por antiguas leyendas del club y teniendo muy claro que entendían la mentalidad del futbolista más allá de haber jugado al fútbol. A pesar de conquistar títulos, no fue hasta la llegada de Ottmar Hitzfeld cuando el Bayern se convertiría de nuevo en la bestia que fue. A pesar de estar a punto de ganar la Champions del 99, en la que perdió con el United, el equipo seguía una línea ascendente que desembocó en el título europeo en 2001 frente al Valencia. Tras la era Hitzfeld, el Bayern entró un un bucle parecido al actual. Entrenadores que ni fu ni fa, bien en liga y regularcillo en Europa, jugando y perdiendo alguna final como mérito más destacable (la del Bernabeu en 2010). Magath, Klinsmann y Van Gaal, al mas puro estilo Trapattoni y Rehhagel se fueron del club con ligas y copas pero con más pena que gloria tras no dar la talla en Europa.

Tras ese periodo, llega Jupp Heynckes, y con él un triplete histórico para el Bayern. El amago de triunfo en 2012 tras caer contra el Chelsea se convirtio en el primer y único triplete del fútbol aleman en 2013. El bueno de Jupp lo gana todo con el Bayern, haciendo historia con el club de Baviera. Hablamos de una época en la que en Europa era un equipo muy a tener en cuenta, por no decir temible. Y por tercera vez en 4 décadas, iba a ocurrir lo mismo en el Bayern. Se marcharía Jupp debido a su avanzada edad, y llegaron entrenadores, esta vez de una calidad innegable, claro está, como Guardiola y posteriormente Ancelotti, que se quedaron muy lejos de la gloria europea a pesar del insultante número de ligas que consiguieron.

Tras al salida de Ancelotti del Bayern, llegó Niko Kovak, cuyo mérito fue ganar la final de Copa al Bayern precisamente con el Eintracht. Curioso las vueltas que da la vida; lo que el Eintracht trajo, el Eintracht se lo lleva. El Bayern de Niko Kovak no ha sido más que la constatación de un hecho: el Bayern se ha acomodado en exceso. 

Tras las etapas de Guardiola y Ancelotti, el Bayern optó por un ex jugador del club, campeón de liga con este y que como entrenador no le iban mal las cosas. Tanto con Croacia como con el Eintracht, sus números no eran malos, tampoco del nivel de un grande de Europa, pero se le dio un voto de confianza. La Bundesliga pasada la consiguió ganar muy al final con más demérito del Dortmund que mérito del Bayern, pero la ganó. La DFB Pokal, la Copa de Alemania, la ganó con muchas sombras, pasándolo mal contra equipos como el Heidenheim en un extrañísimo 5-4 y dando imagen de equipo grande únicamente en la final tras ganar por 3-0 al RB Leipzig. En Champions League, tras no mostrarse muy sobrado en su grupo, cayó a las primeras de cambio contra el ulterior campeón, el Liverpool.

Tras un doblete, que a todas luces no reflejaba la realidad del rendimiento del Bayern, se encaraba otra temporada que comenzaría de manera similar. El Bayern se ha dejado puntos inverosímiles en partidos relativamente fáciles y el 2-7 de Londres fue un espejismo en plena magnitud: tiró a puerta 11 veces y anotó 7 goles. El Bayern de Niko Kovak nunca ha sido un equipo sólido, ganaba sí, pero su estilo no era el de un equipo que diese miedo de verdad. Tiene una capacidad goleadora extraordinaria por los jugadores que tiene, pero no es un equipo sólido a la hora de enfrentar a un equipo grande.

Kovak nunca dio esa sensación de equipo rodillo que si hemos visto en el Bayern con regularidad en épocas pasadas. La complicada relación del entrenador con algunos jugadores que ya no están (James, Ribery, Robben,...) y con otros que todavía siguen (Müller, Alaba, Goretzka, Thiago y un largo etc.) propician que los métodos del entrenador sean cuestionados. Los 20 minutos de bicicleta que les obliga a realizar después de los entrenamientos y partidos han hecho que muchos jugadores le den la espalda y entrenen por su cuenta más horas que a las órdenes de Kovac, lo que les manda directamente al banquillo. El Bayern ha sido un equipo que parecía ir al tran tran constantemente. La inercia de un equipo campeón que le hacía acabar sacando los partidos y cumplir los objetivos por la mínima a pesar de un entrenador que hablaba con sus ayudantes en croata y que el único jugador que entendía lo que decían era Perisic. 

La manita que le ha endosado el Eintracht, y ya no sólo los cinco goles, también la forma de jugar que exhibió el conjunto de Frankfurt con taconazos y jugadas al primer toque dejando a la defensa muy dañada, no han sido la causa, si no el detonante, la gota que ha colmado el vaso. Se pusieron de golpe y porrazo encima de la mesa todas las carencias que tiene este Bayern de Kovak y se ha entendido que con este entrenador de ninguna manera se va a superar lo que han conseguido Guardiola o Ancelotti, y mucho menos Heynckes o Hitzfeld, y no sólo por la forma, si no también por el ambiente que flota en el vestuario. Es posible que haya habido un poco de boicot, no lo niego.

El Bayern se ha dado cuenta rápidamente de que en el fútbol actual no puede permitirse el lujo de tirar media década con Klinsmann, Van Gaal o Magath de nuevo, y lo ha empezado a remediar de forma abrupta y radical. Tanto Salihamidzic, director deportivo, como Rummenigge, CEO, han tomado la decisión y de momento se quedará Hans Flick como interino los dos próximos partidos ante Olympiakos y Dortmund, pero con el Bayern a cuatro puntos del líder, la noticia de un fichaje bomba para el banquillo del Allianz no creo que se haga esperar, y menos con Mourinho, Wenger, Rangnick, Blanc y Allegri en casa. Ten Hag está mas complicado al tener contrato con el Ajax. Veremos que ocurre.

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