El fútbol es un deporte en constante movimiento y evolución. Las normas cambian, los sistemas de arbitraje evolucionan, se modifican los conceptos tácticos y hasta las disposiciones de los jugadores en el campo. Todo cambia. La figura de los laterales no ha sido menos y se están convirtiendo en pieza clave de cualquier equipo que pretenda ser campeón.
Cuando éramos pequeños, ya sea en el patio del colegio o en la plaza del pueblo, en cuanto alguien aparecía con un balón había un terror que suponía una agonía que dejaba el carbón de los Reyes Magos en una mera anécdota: ¿quién se queda con 'el paquete' y de que lo ponemos?. Si 'el capitán' de tu equipo perdía al sacar los dedos y le tocaba elegir segundo, sabías que te 'comías' a ese amigo que nunca entendías que hacía en la pista de fútbol y no en la cancha de basket, pero había que afrontarlo. Al principio lo solíamos poner de portero, pero no funcionaba porque te caían goles a 'cascoporro' y te tocaba pagar los helados o la merienda. De delantero tampoco porque si no anotabas volvías a lo mismo. Finalmente, tras mucho marear, el torpe quedaba relegado al lateral. "Tira pa'lla que allí no molestas". En el fútbol profesional era muy parecido. Cuando se tenía un jugador que su aporte era garra, casta, carácter pero jugando era mas bien limitadito y torpón, se le relegaba al lateral.
El lateral era eso, un lateral. Tenía a los centrales a un lado, a los medios o los extremos delante y dos rayas: la de banda al otro lado y la de fondo detrás. Esa era su parcela y de ahí no había que moverse mucho. Para atacar ya estaban los de arriba y para defender están los centrales. Yo me quedo aquí y evito centros y en el caso de que tenga que salir de su parcela, era para hacer un marcaje al hombre sin perder un efectivo en el centro del campo. Eso sí con carácter y garra. Lo hemos visto en infinidad de veces, desde Camacho a Arbeloa o Capdevilla en la selección, pasando por Gentile en Italia, laterales 'torponcillos' pero exquisitos en defensa, hasta el directamente el "tira pa´lla y no incordies" de Bogarde, Secretario o Drenthe (empezó de extremo y fue como su carrera: hacia abajo, acabando de lateral zurdo).
Parecía que los únicos que le daban importancia a esta posición eran los brasileños. Carrileros muy abiertos, con prácticamente toda la banda para ellos y la libertad de subir al ataque apurando la línea de fondo. ¿Funcionó? Bueno, para responder a esta pregunta sólo hay que contar las estrellas que llevan encima del escudo. Carlos Alberto, Djalma Santos, Nilton, Cafú, Roberto Carlos, Dani Alves, Marcelo, Alex Sandro... Brasil es la pionera en eso de que para ganar necesitas dos buenos laterales.
La importancia de que los laterales apuren línea de fondo para centrar, doblando al jugador que tienen por delante, en el fútbol de hoy es clave. Mucho más importante que muchas otras cosas como que si en el centro jugamos en rombo, cuadrado, línea o lo que sea, por ejemplo. Sin ir más lejos, La Juventus de Turín, finalista de la pasada edición de la UEFA Champions League, las alas de ese equipo eran, ojo, Mandzukic (delantero centro) y Cuadrado (No válido en Inglaterra)... con Higuaín en punta... pero ¿y los laterales? Alex Sandro y Dani Alves, ahí lo llevas. El año pasado, el Barcelona sólo ganó una Copa del Rey, justamente coincidió con la decisión de Luis Enrique de mandar a Alba al banquillo de forma perpetua. Este año Alba es titular y el Barcelona va primero, siendo el joven lateral uno de los más prolíficos socios de Leo Messi.
Los laterales han cambiado y con ellos el fútbol. Para ganar necesitas dos laterales profundos, con recorrido y que apuren línea de fondo para crear superioridad, y si encima consigues que sea el jugador más técnico del equipo, o de los más técnicos, como ocurre con Marcelo, por ejemplo, pues tus probabilidades de éxito aumentan exponencialmente. En la Premier llevan unos años metiendo a extremos como laterales, Valencia o Young son ejemplos de esto. El City se ha dejado un dineral en Walker, Danilo y Mendi. Hasta en Alemania, en el Bayern, han utilizado a Coman de lateral en alguna ocasión. El lateral bueno se cotiza al alza, los laterales buenos empiezan a costar mucho dinero, y el que no se puede o no quiere gastar un pastón en laterales, se los inventa, pero lo que está claro es que para ganar hacen falta dos laterales buenos, muy buenos. Si no, no ganarás, y esto nos lo demuestra el fútbol año tras año. Los laterales hoy también venden camisetas.
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